Un diálogo artístico para celebrar la amistad
Cultura «reúne» 104 obras de Venancio Blanco y de «amigos» como Dalí o Miró para homenajear al artista salmantino
«Me recuerdo, en mi más tierna infancia, jugando con los hijos de Guerrero». Francisco Blanco, hijo del escultor salmantino Venancio Blanco y ahora presidente de la Fundación que lleva el nombre de su progenitor , se refería así a los frecuentes encuentros que su padre artista mantenía con otros creadores coetáneos, en este caso, el pintor y grabador José Guerrero. De esos encuentros surgía a veces la inspiración, otras discusiones y confrontación de ideas, pero sobre todo, fructificaron muchas amistades que ahora quiere celebrar la exposición «Diálogos. Obra gráfica y escultura. Colección Venancio Blanco» , con la que la Consejería de Cultura y Turismo abre una etapa más «dinámica» a la sala de exposiciones del Monasterio de Nuestra Señora del Prado.
La muestra, que podrá contemplarse hasta el 27 de diciembre, reúne 36 trabajos del artista salmantino , casi todo obra gráfica, aunque también hay una docena de esculturas, junto a trabajos de artistas, algunos grandes «amigos» y otros sus «maestros», que le marcaron artísticamente. Es el caso, por ejemplo, de Picasso, Miró, Dalí, Matisse, Chagall o Marino Marini, pero también algunos contemporáneos como Chillida, Tàpies, Zóbel, Saura o el mencionado Guerrero, y otros jóvenes creadores (Albano, León Garreadu). Así, a través de un total de 104 obras, la muestra «pretende rendir un sentido homenaje a tantos artistas que mi padre me enseñó a valorar», dijo también el día de su inauguración Francisco Blanco, quien consideró que esta exhibición hubiera resultado de gran gozo para su padre, fallecido en 2018.
En los trabajos conviven la figuración y la abstracción, el color y el claroscuro, la línea y la mancha, pero también distintas técnicas que tienen que ver con el grabado, como el aguafuerte, la punta seca, la guatinta, la xilografía, el gofrado o el monotipo. Algunas obras plasman la primera idea, otras ya el trabajo final, y en materiales tan diversos como el zinc, el cartón para gofrado o la plancha para xilografía, entre otros . «El interés de esta exposición se centra también en mostrar el protagonismo que ha tenido la obra gráfica en el panorama contemporáneo», significó también el consejero de Cultura y Turismo, Javier Ortega.
Abarca todo su imaginario
A lo largo de la amplia sala, se pueden ver los principales motivos del imaginario de Venancio Blanco: el religioso, la tauromaquia, la figura humana, la música o la naturaleza. También la temática animal. De hecho, sendos gallos de Blanco, uno de bronce del año 1963 y otro en una litografía de 1964 son los trabajos que dan la bienvenida al visitante nada más comenzar el recorrido, que continúa con otro bronce, esta vez un «Guitarrista» de los años 90, con su correspondiente aguatinta y una «Figura con guitarra» de Ossip Zadkine, de 1964, que perfectamente pudo servirle de inspiración.
Y a la música le sucede la temática taurina, quizá la que se aborda en mayor número de obras y con los estilos más diferentes, ya que junto a las «gaoneras» del propio Venancio se expone un «Jinete» de Salvador Dalí y «Los acróbatas y caballos» de Marino Marini, entre otros. Los bodegones, en este caso de Carmen Laffón, y el paisaje de Castilla, de la mano de Menchu Gal, también tienen su espacio, al igual que la abstracción de Gustavo Torner o Gerado Rueda.
Todas las obras mostradas pertenecen a los fondos de la Fundación Venancio Blanco , que, además de difundir la obra del artista salmantino, está volcada en la enseñanza. De hecho, sus talleres sobre las distintas técnicas de grabado y estampación son de los más emblemáticos que tiene. De esta forma, con el apoyo de la Junta, da continuidad a la labor docente que durante tantos años desarrolló el propio pintor y escultor.