Desfile de modelos

El debate en sí respondió a lo esperado: tema estrella la despoblación para zaherir a Herrera e impedirle «gustarse» en su último análisis de la región; y muchas propuestas con mayor consenso, que no dice de su eficacia, sino de la necesidad de esconder cartas y reservar fuerzas para otoño con la mirada puesta en las autonómicas y el rabillo del ojo en el intenso verano madrileño. Sin embargo, con un Herrera ya amortizado, el Debate sobre Estado de la Región sirvió de desfile de modelos.

Tudanca, en línea con lo diseñado, difuminar su imagen envuelto en banderas, siglas y compañeros de partido: no somos un nombre, somos un equipo que conocemos la comunidad y gobernamos en Madrid. El discurso del socialista, bien armado con varias plumas, pretendió ser institucional, sin aristas y con la mano tendida, del que piensa que con coaliciones gobernará en Castilla y León. Pablo (el otro Pablo, Fernández), con su cal y arena características: demasiado pendiente Iglesias, con el tiro disperso (todo es un desastre para el podemita, que no aporta soluciones) e ingenioso en titulares para resumir el estado de la cuestión de los problemas. Fuentes, con dos frentes abiertos, el de la nominación en su partido y el de marcar terreno propio para Cs en Castilla y León, para no parecer la longa manus del PP; abandonó su habitual sosería y construyó una intervención dura, crítica y contundente contra Herrera. Dio fuerte hasta el punto que el presidente le respondió con un ataque ad hominem, algo infrecuente en él. A Mañueco no le tocaba salir a la tribuna de oradores, pero tampoco se asomó al debate con alguna opinión. Ocasión perdida para que le conozcan, aunque empieza a ser habitual el ponerse de perfil hasta extremos de confundirse en la penumbra. e.