Desescalada
«Nos hemos dado cuenta de que crear una ciudad generadora de bienestar es urgente»
El catedrático de Urbanismo de la Universidad de Valladolid, Juan Luis de Rivas, cree que el diseño de las ciudades que ha impuesto el Covid-19 puede suponer una oportunidad en la regeneración de las urbes
Coronavirus: últimas noticias en directo
¿Debería obligar esta crisis a repensar el espacio público?
El tema de las ciudades sostenibles y sanas lleva tiempo planteándose, lo que ha provocado esta pandemia es obligarnos a pensar las cosas con un poco más de aceleración. Yo distinguiría entre lo que es la situación actual de excepción, en las que hemos pasado de unas ciudades vacías al espectáculo de un espacio público abarrotado en momentos concretos del día por las reglas del confinamiento, a lo que puede ser la convivencia a medio o largo plazo. Lo que sí está demostrando esta crisis es la relevancia del espacio público y de la ciudad como un lugar que debe acoger la vida urbana de una manera solvente y precisa. Hay muchos aspectos en la vida de la ciudad que han quedado afectados por esta crisis. Lo primero la movilidad, pero también la propia calidad de las viviendas, los espacios de trabajo...
Hablemos de lo primero, la movilidad; ¿Cuánto debería cambiar? ¿Se está haciendo lo correcto?
Las administraciones están haciendo lo que pueden. La ciudad ya está construida y lo único que están haciendo ahora es intentar redistribuir el espacio. Más adelante puede haber medidas temporales -horarios del uso del espacio público, puede haber restricciones de un tipo de uso frente a otros, como ocurre con la carga y descarga-. Es decir, si estoy diciendo que la gente salga a pasear de 8 a 10, puedo restringir el tráfico y dar ese espacio totalmente a los peatones. Otra cuestión es que esas medidas sean a largo plazo... A mí me gusta mucho un concepto urbanístico que son las vías de convivencia, y luego administrar el diseño y el uso de ese espacio con inteligencia, pero no sólo con prohibiciones, sino con restricciones más bien temporales y concretas que universales.
El transporte público tampoco será igual. De hecho, se prevé una bajada de su uso ¿Están nuestras preparadas para una mayor afluencia del vehículo particular?
Podríamos decir que salvo Salamanca, Valladolid, León y Burgos las demás ciudades de la Comunidad tienen unos sistemas de transporte público relativamente pequeños. No obstante, no creo que haya que cuestionar el transporte público, que es imprescindible, sino hay que adaptarlo, y eso es relativamente sencillo. Hemos hecho autobuses muy grandes y a lo mejor necesitamos autobuses más pequeños con una cadencia temporal mayor. Además, pueden fomentarse otras maneras de movilidad, con medidas que favorezcan, por ejemplo, el uso de la bicicleta, y también podrían desarrollarse estrategias de transporte compartido desde las empresas con las medidas de seguridad necesarias: que no vayan más de tres personas en un coche, que usen mascarilla...
¿Algunos de estos cambios deberían llegar para quedarse?
Sí, la movilidad es una cuestión que va a cambiar de manera radical, tanto por la cuestión energética y la lucha contra el cambio climático como por el avance tecnológico. Estos cambios deberían estar fundados en la movilidad sostenible, en reducir las necesidades de desplazamiento y abogar por las relaciones de proximidad. Además tiene que haber una mayor relación de la ciudad con la naturaleza. La gran cuestión es ¿puede ser una ciudad generadora de bienestar? Hemos fomentado una ciudad densa, pero ¿cuándo una densidad intensa es insostenible? El higienismo, que es el primer movimiento urbanístico importante en el siglo XIX, luchaba contra la congestión, contra una ciudad que era creadora de enfermedades. Nosotros tenemos que cambiar el chip hacia una ciudad más sana. Esta crisis nos ha hecho darnos cuenta de que crear una ciudad más habitable e inclusiva, generadora de bienestar, es lo más urgente.
¿Puede suponer entonces una oportunidad en la regeneración de las ciudades?
Claro que sí. Ya estaba en las agendas, lo que ocurre es que ahora tenemos que ser más responsables y no retrasar las actuaciones. Cada transformación que se impulse debe tener un efecto positivo en el futuro de la ciudad.
Las consecuencias económicas de esta pandemia afectará a todos los sectores, ¿prevé mucho parón en la arquitectura?
El parón ya lo había, aunque con signos de recuperación. Tenemos ahora mismo comprometido un estilo de vida y la arquitectura es una disciplina muy dependiente de la economía y de ese estilo de vida. Yo soy urbanista, nosotros vamos a tener más trabajo, aunque sea reflexivo. Ha habido momentos de crisis que a los arquitectos les han servido para idear el futuro. La arquitectura sí tiene esa capacidad, y en ese sentido en vez de construir más tendremos que pensar en cómo hacerlo mejor.
Noticias relacionadas