Fernando Conde - Al pairo
Descomposición o colitis
«El presidente Herrera tiene ante sí uno de los momentos más duros y desagradables de su dilatada carrera política»
Hay quien, no sin sospechar de una cierta sincronía y oportunidad, ha querido ver en la extemporánea abolición del sacrificio del Toro de la Vega una alegoría de la actualidad política de la Comunidad. Se permite que el toro haga el paseíllo hasta la Vega, el Espolón o las Angustias, pero no que el pueblo soberano y juez lo condene a muerte. Parece como si, ante la expectativa de tanto encierro por las calles, paseíllo mediático y comparecencia ante el juez, desde la Junta quisieran lanzar una suerte de aviso o, tal vez, formular un deseo.
Se avecinan tiempos difíciles para el PP de Castilla y León. Marida mal la inminencia de unas elecciones generales con el rosario de altos cargos que va a tener que declarar, en los próximos días y semanas, ante el juez o ante una comisión, ya sea por el Hospital de Burgos, la Perla Negra o el fantasmal polígono portillano. Alguno de los cuales, incluso, puede que esté llamado a repetir cartel. Son demasiados frentes abiertos al alimón como para pretender que el lance no tenga ningún efecto en el votante castellano y leonés. El presidente Herrera, que también va a formar parte del espectáculo, tiene ante sí uno de los momentos más duros y desagradables de su dilatada carrera política. Y máxime, cuando ya alguno de los llamados a la silla ha manifestado su intención de tirar de la manta o, directamente, ha empezado a largar por su boquita.
Es lo que tiene el Patio de Monipodio, que cuando todo es a repartir el botín sangrado, no hay problema. Pero cuando toca rendir cuentas, a las viejas alianzas, a los pactos de silencio y a los amigos para siempre les empieza a tiritar la lealtad. Hay quien ya ve un PP de Castilla y León en avanzado estado de descomposición. Algunos quisieran que sólo fuera una fuerte colitis.