Ignacio Miranda - Por mi vereda

Demasiado lejos

«Dirigida por tuercebotas, Cataluña vive un estado de excepción nacionalista que miente por sistema e inocula el odio a España»

Ignacio Miranda

Durante los últimos años, al mismo tiempo que la esquizofrenia independentista y su envenenada monserga del derecho a decidir arremete contra el orden constitucional sin perder su esencia friqui, han surgido numerosas voces que piden la revisión de la España de las autonomías . Una reacción lógica tras comprobar cómo han cercenado las competencias de la Administración del Estado, que las entregó la educación y la sanidad sin ponderar las peligrosas consecuencias , y han generado a su alrededor una reproducción de organismos públicos duplicados. Ineficientes para el ciudadano, insostenibles económicamente, pero aptos como pesebre de afines.

El estado autonómico no es negativo como tal, pero han surgido graves disfunciones en su desarrollo que nadie se atreve a atajar. Ahora, hay quien pretende interrumpir el descanso eterno de Adolfo Suárez en la catedral abulense para responsabilizarle de la actual sedición en Cataluña, al recordar la célebre frase del «café para todos» como origen de una fragmentación administrativa que nació con afán descentralizador. Y no es justo. Nuestro caballeroso paisano de Cebreros -el lunes cumpliría 85 años- encauzó la identidad plural y diversa de los pueblos de España, y pilotó con denuedo la Transición en un tiempo record , ante tremendas adversidades, hasta lograr una Constitución que regula nuestra convivencia desde entonces. En enero de 1981, solo y traicionado, consciente de haber cumplido su deber casi histórico, se marchó entre lágrimas de lírica falangista.

Dirigida por tuercebotas, Cataluña vive un estado de excepción nacionalista que miente por sistema, inocula el odio a España y hostiga al disidente, ante la permisividad de todos los gobiernos posteriores, pensando que con dinero y competencias se atemperaba el separatismo, además de ganar su apoyo a la estabilidad parlamentaria. «A cada ilegalidad habrá una respuesta», aseveró el miércoles Rajoy. No queda otra opción para defender la soberanía nacional y la primacía de la ley . Han llegado demasiado lejos. Es la hora.

Demasiado lejos

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