Guillermo Garabito - LA SOMBRA DE MIS PASOS

La «dedocracia» interna

«En Castilla y León no pasa nunca nada o pasa todo el mismo día»

Silvia Clemente, en la sede de Ciudadanos F. HERAS

Guillermo Garabito

De La Mudarra, donde escribo en primavera, dirían que aquí no pasa nada, pero echan yemas los rosales. En La Mudarra, a donde me voy a olvidarme del mundo, las cosas son mucho más sencillas, más ágiles, más primarias. Aquí la democracia fluye porque sólo hay un candidato para la alcaldía por cada partido –y que den gracias–. En total hay dos partidos, por el que se presenta el alcalde, otra vez, y luego está por el que se presenta su sobrina. Puede, entonces, que la despoblación sea un gran invento mal aplicado y que no lo inventaran para los pueblos, sino para solventar los problemas de los partidos y su exceso de candidatos a un mismo puesto. Y nosotros sin enterarnos.

A La Mudarra, a mi pueblo que ensancha con este cielo de marzo, las primarias le dan igual. Están a otras cosas. Están con un ojo esperando el verano y la vida y con el otro apuntalando el cielo. Y cuando yo vuelvo en primavera y me estiro al sol entiendo que las primarias de los partidos dan igual. Que son el invento de quien inventó el tiro en el pie, la caída de los dioses. O eso les daría tiempo a calibrar a Pedro Sánchez y a Albert Rivera si tuvieran un pueblo al que volver para alejarse en ocasiones de sí mismos. Tanto que promovieron las primarias y ahora se les atragantan en esta tierra. En este rincón donde nunca se atraganta nada porque todo lo engulle y lo convierte en historia.

A Pedro Sánchez se le va a sublevar el personal en Valladolid y en media España si sigue imponiendo a los suyos como primeros de lista en todas las ciudades que ya tenían en la cabeza a otros. Por lo pronto Sánchez ha suspendido las asambleas de Valladolid para evitar un motín contra su decisión de colocar a dedo a Maroto. Desde que llegó a La Moncloa actúa como un dictador mientras intenta sacar a otro de la tumba, quizá para hacerse hueco. Y Albert Rivera, que no es presidente más que de su partido, anda perfeccionando aquello del dedazo de Aznar cuando Rajoy y lo ha llamado primarias. Unas primarias de urgencia con las que no contaba en Castilla y León porque también se le subleva el partido, como a Sánchez, contra la «dedocracia» interna. A Silvia Clemente, que llegó para ser aupada a los altares de la candidatura después de su inmolación, le salió Igea. Y viendo el acto de Igea de ayer en Valladolid, y su movilización, quizá Rivera empiece a pensar lo del tiro en el pie.

En Castilla y León no pasa nunca nada o pasa todo el mismo día. Es una tierra donde nunca se subleva nadie, ni nada, o se sublevan todos el mismo día.

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