La Declaración de Valladolid, la apuesta de las ciudades por la economía circular
El texto, que toma el relevo del suscrito en Sevilla en 2017, llama a convertir esta estrategia en una fuente de impulso para cambiar el modelo productivo
Valladolid toma el testigo a Sevilla en la declaración, aprobada por la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), que ratifica la apuesta local por la economía circular. Esto implica convetirla en una fuente de impulso de las nuevas tecnologías que contribuya al cambio del modelo económico y a reducir los impactos ambientales, en el marco de las oportunidades que brinda el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.
De esta forma, la ‘Declaración de Valladolid. El compromiso de las ciudades por la economía circular’ cierra la jornada 'Economía circular, reconstrucción y entidades locales', que han celebrado este miércoles la FEMP y el ayuntamiento de la ciudad del Pisuerga. El texto fue leído por el secretario general de la FEMP, Carlos Daniel Casares; junto con los alcaldes de San Fernando (Cádiz) y de San Javier (Murcia), así como por la concejala vallisoletana, María Sánchez.
Las urbes reunidas en Valladolid se comprometen a impulsar y apoyar tanto el llamamiento que realizó la ciudad de París por una economía circular como la Declaración de Sevilla , firmada el 15 de marzo de 2017, así como a promover el cumplimiento de los Objetivos de desarrollo Sostenible recogidos en la Agenda 2030. Además, resalta el papel que tienen los gobiernos locales por ser la administración más próxima y les encomienda desarrollar estrategias, como el modelo impulsado por la FEMP, elaborar planes de acción y establecer indicadores que garanticen el cumplimiento de los objetivos de reducción de residuos.
Priorizar al peatón
También plantea favorecer un uso sostenible del agua, promover un urbanismo que fomente la compacidad, la regeneración y la resiliencia urbana y la la eficiencia y el ahorro energético en el parque inmobiliario. Además, pide ordenar el espacio para fomentar la movilidad sostenible, priorizando el uso peatonal, integrando la movilidad sostenible en el planeamiento urbanístico, reduciendo las emisiones a la atmósfera derivadas del transporte, y promoviendo el transporte colectivo.
Asimismo, pide repensar la manera de producir, abastecer y consumir; fomentar espacios y conductas saludables impulsando un desarrollo rural sostenible; involucrar a la comunidad científica; fomentar la cooperación entre administraciones y desarrollar y compartir buenas prácticas. También apuesta por fomentar la gobernanza multinivel del territorio y mejorar la concienciación, sensibilización y participación de los vecinas y potenciar los partenariados público-privados para favorecer alianzas entre los distintos actores del sector público, organizaciones de la sociedad civil y el sector privado.
«Nos encontramos en un momento excepcional, en el que tenemos una gran oportunidad para impulsar políticas que contribuyan a mejorar la calidad de vida de la ciudadanía, dando respuesta no solo a la situación generada por la pandemia, sino también a la lucha contra el cambio climático, al impulso de una movilidad sostenible, o al equilibrio territorial», recoge el texto.