David Frontela - Vía Pulchritudinis

Vuelta a casa

«Hoy voy a escapar a la tentación de la mesiánica Greta Thunberg por el puro placer de obviarla pero sin resistirme a hablar de esa corriente de cambio transmutado en barullo que nos rodea»

Greta Thunberg, durante su intervención en la Cumbre del Clima, en Madrid AFP

Vaya por delante el placer que supone para mí volver a hollar estas páginas veinte años después de mi última crónica para este periódico, para ABC Castilla y León. Gracias. Dos décadas que han dado para mucho en esta Comunidad. Cuatro lustros cargados de retos, de fracasos, de ilusiones... Mucho tiempo pero una misma esencia, la de esta tierra, la de esa Castilla nuestra que lleva desangrándose una eternidad pero que resiste, aguanta, se aferra a su Ser porque lo tiene, porque lo vale, porque lo es.

Veinte años que también han dado para mucho en este oficio del periodismo. Los artesanos del contar, los obreros de la palabra también hemos cambiado y -como Castilla- hemos hecho todo lo posible por acabar con nosotros mismos, con nuestra esencia. Sólo Dios y ustedes, los lectores, podrán juzgar y decidir si continuamos teniendo sentido, si somos necesarios o si, por el contrario, finalmente habremos de sucumbir ante influencers, instagramers y toda suerte de «ers» que nos acechan.

Cuatro lustros en los que las gentes de esta tierra también hemos mutado, nos hemos transformado. Gentes, tierra y oficio que ahora vuelven a llenar estas líneas mías, negro sobre blanco, con el único afán de ser útil a todo ello; a ustedes, a mi tierra y a mi profesión.

Hoy voy a escapar a la tentación de la mesiánica Greta Thunberg por el puro placer de obviarla pero sin resistirme a hablar de esa corriente de cambio transmutado en barullo que nos rodea. Medio ambiente, heteropatriarcado o veganismo han tomado las riendas de nuestro despertador. Las ondas truenan cada mañana y a diario corren ríos de tinta proclamando las soflamas de un nuevo mundo. Bienvenido sea todo ello pero, como paradójicamente afirmaba Bertold Bretch «No aceptes lo habitual como cosa natural. Porque en tiempos de desorden, de confusión organizada, de humanidad deshumanizada, nada debe parecer natural. Nada debe parecer imposible de cambiar».

Hoy apagaremos la radio y cerraremos el periódico pensando abducidos que lo normal ahora es lo raro y que nosotros -ingenuos y despistados- nos hemos quedado a este peligroso lado de la alambrada aún a riesgo de ser perseguidos por ello.

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