David Frontela - Vía Pulchritudinis
Suspenso general
«... Lo que hagamos en educación no será nunca un gasto sino una inversión y, desde luego, más valdría que se multiplicaran las becas...»
Imagínense por un momento que en este maremagnum de aprobados generales, aprobados a medias y medio pensionistas alguien propusiera que nadie pasara de curso. Se liaría la mundial. Pues bien, aún a riesgo de lapidación ahí va la opinión a contracorriente que para eso es opinión.
Todos, absolutamente todos los estudiantes de este país se reincorporarán -Dios lo quiera así- en el mes de septiembre como si nada hubiera pasado. Esto lleva implícito que si no ha habido prueba de evaluación tampoco ha habido suspenso ni aprobado, todos por igual. Los listos reeditarán su oportunidad de matrícula y los zoquetes tendrán un nuevo abono al suspenso. Todo muy justo, muy igualitario, muy de todos y todas, nadie lo podrá negar.
El único «curso» que se quedaría sin alumnado sería el de los recién egresados que, por otro lado, tendrían un panorama desolador cuando con el título bajo el brazo se pusieran a buscar trabajo en el descampado laboral que nos dejará el Covid-19. Poco se va a perder en ese terreno, casi mejor, así la frustración no será tanta y el paro juvenil se mantendrá en el desastroso nivel que ya tenía antes de la crisis. En primero de Primaria habría un aforo doble en las aulas pero teniendo en cuenta que 2014 -año de nacimiento de los neófitos- fue uno de los de menor tasa de natalidad a lo mejor venía bien que hubiera una cantidad tan ridícula de alumnos como el doble de una insignificancia.
Sobre lo que va a costar me da que tampoco es problema porque lo que hagamos en educación no será nunca un gasto sino una inversión y, desde luego, más valdría que se multiplicaran las becas en lugar de acrecentar las subvenciones a una generación abocada en los inicios de sus carreras al subsidio por desempleo.
El reto es conseguir nuevos contenidos, además de los pendientes, pero aquí tampoco me podrán negar que habiendo atravesado uno de los momentos más importantes de la historia de la humanidad, con miles de muertos, millones de personas confinadas, los movimientos geopolíticos más importantes después de la Segunda Guerra Mundial y sosteniendo entre las manos el germen de los avances tecnológicos más apasionantes no hay contenido más que de sobra para «rellenar».