David Frontela - Vía Pulchritudinis

Del Románico al Laikismo

«La falsa democracia del Laikismo que convierte en bueno lo inimaginable y en malas las más profundas convicciones»

Zygmunt Bauman, sociologo y ensayista I. PERMUY

Lejos de cualquier pretensión de buenismo infantiloide leo los periódicos y me acuerdo de aquello que me decía antaño mi madre, «da las gracias, pide perdón y ¿qué se dice?: por favor».

Los estrategas de la política y cada vez más cada uno en nuestra casa, nos afanamos en resolver los problemas con dos fórmulas bien distintas a las que promulgaba la señora Teresa. Ahora hay que estar quieto para que no te zurren o pasar al ataque para fusilar al contrario. No hay término medio, ya no hay ni gracias, ni perdón, ni por favor que nos ayuden.

Decía Zygmunt Bauman que la realidad líquida -la inseguridad sobre si algo está bien y dentro de cinco minutos estará mal- ha convertido nuestra sociedad en la que más sufre de la historia. Nos faltan referentes colectivos que nos aporten seguridad porque si alguien dice que los impuestos son buenos, en minutos todo se va al traste y barruntamos el apocalipsis. Si uno carga contra el aceite de palma, mañana otro lo convertirá en superalimento. Todo es relativo.

Los urbanitas quieren hacer suya la España vaciada mientras los paisanos huyen despavoridos a ciudades dormitorio donde la bondad se mide en «Me Gustas» y el Sálvame se escucha por las ventanas. Todos nos disfrazamos de lo que no somos, nadie está a gusto con lo que es, el mundo colapsa.

Un lugar donde lo único seguro es que existe un cuñado que dice eso de «yo soy así, siempre digo lo que pienso». Pues bien, muchas veces es mejor callar, dar las gracias, pedir perdón y entonar un por favor. La sinceridad no ha de ser grosería.

Puede sonar románico, despojado de adorno, pobre y poco glamuroso pero me quedo con el gracias, el perdón y el por favor y la seguridad que eso me concede en lo más profundo de mi ser frente a la intifada y falsa democracia del Laikismo (Véase hacer de la mentira verdad a base de Likes) que convierte en bueno lo inimaginable y en malas las más profundas convicciones. Dirán que es reaccionario… pero fíjense que en gracias, perdón y por favor, siempre hacen falta dos, siempre hace falta contar con el otro para ser mejores individualmente y como sociedad.

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