David Frontela - Vía Pulchritudinis
Eternos adolescentes
Estos días, cuando recibes a alumnos que te regatean el aprobado ya no vale el argumento de «no tienes ni idea» porque siempre responden «me he esforzado mucho»
Los griegos ya decían en el siglo VI a.c. que la juventud sólo pensaba en beber y holgazanear. Las cosas no han cambiado y todos deberíamos recordar que, mal que nos pese, todos somos padres de hijos pero, a la vez, hijos de padres que, a su vez, lo fueron de los suyos.
Con Platón en el olvido -ya nadie sabe quién era- y coincidiendo con los exámenes en la Universidad no estaría de más recordar cómo el momento actual es mucho más peligroso que el descrito por los helenos. La diferencia radica en que, mientras aquellos recriminaban a sus hijos la holganza y el divertimento, ahora nos empeñamos en convertirlas en motivo de admiración y en causa justificativa de aprobado académico.
Los políticos nunca se pondrán de acuerdo para reformar la educación pero padres, profesores y estudiantes hemos llegado al acuerdo inviolable de que lo importante es aprobar. Da igual cómo se haga, en qué condiciones y, sobre todo, importando poco o nada lo aprendido. Saber cosas es importante, hemos llegado hasta aquí gracias al conocimiento, el espíritu ha puesto el resto gracias a los genios que conjugaban las dos cosas. Ahora para aprobar vale sólo con el espíritu.
Estos días, cuando recibes a alumnos que te regatean el aprobado ya no vale el argumento de «no tienes ni idea» porque siempre responden «me he esforzado mucho». No puedes responder que si se ha esforzado tanto y, aún así, ha suspendido sólo demuestra lo evidente… aunque algunos pretendan equipararlo a quien se ha esforzado mucho y ha aprobado que es lo que de verdad tiene mérito. Otros se defienden con «ya, pero es que he estado cuidando a mi abuela». Eso merece un diploma de bonhomía pero nunca un aprobado porque, como dicen en mi pueblo, sería mezclar churras con merinas. Esas disculpas nunca valdrían si los que no somos adolescentes replicáramos que para cuidar abuelas hacen falta médicos que sepan operar y para escribir titulares periodistas que sepan escribir.
No creo que los responsables -padres, profesores, administraciones- estemos por la labor de dejar nuestro futuro en manos de profesionales analfabetos sino que tenemos por condena creernos igual que ellos, eternos adolescentes. El problema aparece cuando quienes tenemos que tomar decisiones nos empeñamos en que sean otros los que lo hagan por nosotros sin darnos cuenta de que somos nosotros los que peinamos canas y que a guais siempre nos ganará Platón.