David Frontela - Vía Pulchritudinis
Cuaresma vegui
«Esta Cuaresma seré «vegui» y actual y, además, seré por fin moderno, iré a la última y podré tomar lo que me plazca en un café-librería sin miedo a que me miren mal...»
El viernes fui a un café-librería de lo más moderno y a la moda que recuerdo. El café era una entelequia: sólo había infusiones que se parecían al té y a la manzanilla tanto como un huevo a una castaña. Las tostadas, todas, llevaban guacamole, eran ecológicas, escasas y caras, muy caras. La música del Spotify mezclaba una lista del Magreb con otra bolivariana mientras yo esperaba en aquel escaparate a un amigo tan rancio como pretendidamente moderno.
Mientras esperaba vi circular tartas de anacardos, muffins sin gluten e infusiones de cardamomo y reparé en que siendo viernes de Cuaresma no era correcto sucumbir al gustazo de zamparme unos torreznos de Soria acompañados de caña bien fría que era en lo que realmente pensaba.
Escribí un whatssap a una amiga bastante reaccionaria y le dije que había decidido algo importante, esta Cuaresma voy a decir que soy vegano para disimular el ayuno y la abstinencia como mandan las Escrituras. En definitiva, los requisitos serán los mismos que antaño y espero que la indulgencia sea plenaria.
Me veré limitado a comer en público aquello que el régimen actual manda igual que cuando lo hacía el nacionacatolicismo franquista. Haré penitencia con afán solidario con productores del tercer mundo como antes con las almas del purgatorio. Me mortificaré absteniéndome de comer carne -nadie se imagina un chuletón en un café-librería- y, además, tendré ganado un trozo de cielo. Daré de comer a mi mascota -si la tuviera- lo mismo que yo ingiero a diario como haría San Francisco y haré lecturas espirituales a través de publicaciones de autoayuda al estilo «Sé feliz, que tu entorno no te impida volar». Dejaré de hacer besapiés como quien deja de ir a manifestaciones. La Virgen María será mi referente de emponderamiento y de la Santísima Trinidad contaré la extraña sexualidad del Espíritu Santo como activista «queer».
Esta Cuaresma seré «vegui» y actual y, además, seré por fin moderno, iré a la última y podré tomar lo que me plazca en un café-librería sin miedo a que me miren mal como quien va a la Vigilia de Pascua repleto de santidad para después irse a casa y atracarse a escondidas a jamón del bueno. Qué poco han cambiado las cosas…