David Frontela - Vía Pulchritudinis

Aspirante a Dios

Ya no basta con que la Administración te diga si eres legal o ilegal, ahora determina si eres bueno o malo

EFE

Basta de análisis político. España no vive un debate entre socialistas y liberales, vive una batalla entre dioses y hombres. La magnanimidad que Pedro Sánchez ha hecho suya puede sonar a líder con ínfulas de pasar a la historia pero el problema está en que el mismo que es capaz de enterrar esa palabra de bien en su narcisismo traspasa ese límite y concibe su propio ser como línea divisoria entre el bien y el mal. Hace falta gobernar y gobernar es duro pero lo que Sánchez y su Gobierno están haciendo no es gobernar sino redefinir el bien y el mal. Ya no son ministros, son dioses menores con afán de conquistar el Olimpo.

El presidente aparece siempre rodeado de guapos y guapas mientras con el BOE dicta no lo mejor para la sociedad que gobierna sino certificados de bondad o de maldad individuales conforme a un criterio de escaparate de tienda de moda. Los viejos, los pobres, los diferentes o los tullidos ya no tienen lugar junto a la imagen perfecta, límpida y pulcra del nuevo líder. Los descartados por físico o por ideología tienen que desaparecer. Ya no basta con que la administración te diga si eres legal o ilegal, ahora determina si eres bueno o malo. La dignidad se reserva para los que comulgan con una idea y no con otra y si no rehusas de ella a iniciativa propia dictarán una ley para perseguir a los que piensan como tú.

Los periodistas ya no pueden preguntar al gobernante porque el gobernante no tiene nada que responder a seres finitos y contingentes. El que manda ya no tiene que soportar las piedras en el camino de la oposición porque ahora ya no somos ni monárquicos ni republicanos. Ahora el poder se encarna en forma de dios omnipotente y omnisciente. Ahora el gobernante no aspira a gestionar la realidad sino a crear una nueva. Ya no importa que seas hombre o mujer porque aunque el Estado establezca por ti el género a la carta en el que te tienes que sentir identificado, ni mil palabras en el DNI, ni poder matar con autorización cambiarán la realidad. El que lo rubrique tampoco se convertirá en Dios por mucho que gane las elecciones.

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