David Frontela - Vía Pulchritudinis

Añeja innovación

«Nadie ha dicho que apostar por el sector primario sea apostar por lo antiguo, es apostar por la modernidad, por la competitividad y la innovación, es apostar por nuestras industrias alimentarias y por nuestros agricultores y ganaderos»

José Luis, ganadero de Cilleruelo de Abajo, usa la aplicación para el control de los lechazos IGP de Castilla y León ICAL

Las primeras semanas del mes de marzo las calles de los pueblos y ciudades de Castilla y León se llenaron de tractores reclamando un precio justo para los productos del sector primario. Tres meses después ya casi nadie se acuerda de aquel golpe sobre la mesa que nuestros agricultores y ganaderos dieron porque su situación era insostenible. La pandemia y el confinamiento nos han servido a todos para reconocer públicamente lo imprescindible de su trabajo para que nuestras despensas y frigoríficos hayan estado llenos y surtidos de productos indispensables y de primera calidad.

Esta tierra, Castilla y León, vivió, como todas, las penurias de la anterior crisis económica y encontró en el sector primario una de las escasas soluciones a aquel drama en forma de empleo, creación de riqueza y apuesta por la innovación en materia agroalimentaria.

Tenemos las herramientas, la experiencia y el saber hacer que han hecho reconocibles en el mundo entero los quesos zamoranos, los vinos vallisoletanos, la leche leonesa, los cerdos de Segovia y Salamanca, los lechazos palentinos o los cereales de Burgos, Ávila y Soria. Coloque cada uno de ustedes en esta lista los manjares de su pueblo y seguro que acertarán más que yo; hay mucho, muchísimo donde elegir.

Qué hace falta para cambiar de escenario, para atreverse a reconocer lo que somos y, sobre todo, lo que podemos llegar a ser. Nadie ha dicho que apostar por el sector primario sea apostar por lo antiguo, es apostar por la modernidad, por la competitividad y la innovación, es apostar por nuestras industrias alimentarias y por nuestros agricultores y ganaderos que están en la base de las mismas.

Nadie quiere vivir de subvenciones y nadie quiere que el medio rural pierda población. Ahí tienen la respuesta; un sector capaz de generar riqueza y fijar población. Administraciones, ciudadanos y profesionales del sector han de creer en ello. Las nubes apuntan a nuevas tractoradas en otoño pero para esta tierra nuestra sería una oportunidad perdida. Entonces sólo llegarán los afanes políticos por hacerse fotos ofreciendo soluciones que caben en un tuit -como hace una año en la manifestación por la España Vaciada- mientras la oportunidad está ahí fuera esperando que todos seamos capaces de reconocerla por su nombre; Castilla y León, su gente y su tierra.

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