David Frontela - VÍA PULCHRITUDINIS

Con un par

Vemos mal lo que ha hecho Putin pero anhelamos tener uno como él al frente de nuestro país

Imagen de la manifestación en León por el pueblo ucraniano ICAL

Uno tío con un par, eso es lo que hace falta. Miles de vidas están en riesgo en Ucrania y la democracia en el resto del mundo. Lo que nos jugamos no se queda en los barrizales de esas calles de aire soviético, lo que está en riesgo es el futuro de lo que será su pueblo, el mío.

Las conversaciones en los bares se amontonan entre el rechazo a esa guerra de la televisión en la que aparecen niños con conejos de trapo al paso de blindados y las explicaciones que surgen entre los parroquianos, Putin tiene lo que a nosotros nos falta. A los populistas -incluso a los que tienen ministerios a su cargo- les ha costado un buen rato apretar el botón del tuit condenando la masacre. En la figura de un dictador autoproclamado demócrata como Putin se concitan los anhelos de aquellos que, a un lado y a otro, quieren tener algo similar, directrices nítidas de alguien que promete devolvernos ese «tiempo pasado» de Jorge Manrique, la grandeza del clan.

A continuación, la frustración. Von Der Layen y Macron no tienen «lo que hay que tener» para plantar cara a Putin. Esa reflexión es la que pone patas arriba no sólo Kiev sino cualquier pueblo de Tierra de Campos. Vemos mal lo que ha hecho Putin pero anhelamos tener uno como él al frente de nuestro país. Los tuits y las bravuconadas aliñadas con clarete desprecian la respuesta democrática a la barbarie y lo que piden es un Trump o un Maduro capaces de hacernos recuperar el orgullo de aquello por lo que están muriendo rusos y ucranianos.

Aquí no tenemos que empuñar fusiles en defensa de los Romanov, aquí bastará con echar de menos a alguien con un par como nos ofrecen todos los populistas para romper la presunta degradación a la que nos están sometiendo los que defienden la tan denostada democracia. Mientras votamos enrabietados para que eso suceda, he oído a unos españoles que se quedaban en Ucrania porque no tenían los papeles de sus gatos y reclamaban ayuda. Anhelamos la testosterona que le sobra a Putin pero recuerden que hubo uno en mi pueblo que dijo que por sus bemoles metía el coche por la puerta de las escuelas y lo único que consiguió fue quedarse sin coche. Europa tiene la oportunidad de que la democracia triunfe sin necesidad de que los americanos vuelvan a salvarnos.

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