Custodios de lo nuestro

Lo de Trump en EEUU -aunque lleve sobre la cabeza un trigal resembrado en agosto- no es que vaya a desembocar en una Guerra Mundial; pero cualquiera lo diría. Por si acaso en Castilla y León ya hemos puesto al cuerpo de Protección Civil y a los bomberos a funcionar. Les hemos dado más trabajo, como si tuvieran poco durante el año y concretamente en verano. Qué sería de los veranos en España, calcinados por pirómanos.

En Castilla y León, que no tenemos guardacostas, ni playas, ni siquiera mar para escribir versos con gaviotas, tenemos turismo de interior. Los trigales peinados que trata de llevar Trump en la testa, las montañas y el patrimonio cultural de nuestra historia. El patrimonio como herencia, que es la única jubilación que disfrutarán los menores de cincuenta años a este paso: poder sentarse en los museos.

Han creado en Castilla y León una Unidad de Gestión de Emergencias en Patrimonio Cultural y a mí me recuerda a la que crearon también los Aliados en la II Guerra Mundial. Aquella pequeña MMFA -Monuments and Fine Arts and Archives-. Y aunque aquí no estemos en guerra es una medida que merece la pena aplaudir por recordarnos el valor de nuestra historia. «Monuments Men made in CyL».

El patrimonio es la memoria de las piedras. En España y en esta región, tan denostado después de la Guerra Civil. Ya nos expolió algún catalán hecho museo. Nos cambió la devoción de las virgencitas de pueblo y los Cristos de palo por cuatro perras para tapar goteras y pagar los gastos del clero de extrarradio.

Y es que siempre hemos sido de valorar poco lo nuestro. En Valladolid pasamos a piqueta y hormigón parte de los palacios nobiliarios durante el siglo XX. Dejamos desaparecer el de la Ribera, donde veraneaba Felipe III hace algunos siglos más. Aquella joya a orillas del Pisuerga de la que hoy quedan nada más que los cimientos.