Cultura y educación

La semana dejó muchas tristes imágenes pero, entre todas, las de muchos estudiantes (de bachillerato y universitarios) llevando la política y el independentismo a las aulas, con mucha rabia y pocas razones. Resultará fácil (y tranquilizador) para algunos pensar que se encuentran manipulados por unos pocos. Sin embargo, es hora de no hacerse trampas en el solitario. Se puede y deben dar muestras de solidaridad con el Rector de la Central de Barcelona, que pedía apoyo a todos los docentes para despolitizar la universidad, pero es urgente que los responsables políticos y representantes de la sociedad civil afronten un diálogo urgente sobre Cultura, Enseñanza y Lengua, en esta última materia desde el respeto a la diversidad y las lenguas oficiales recogidas en la Constitución.

Son temas que no parecen ni importantes, ni urgentes. Los gobiernos se sienten más urgidos por la economía, la industria y otras materias relacionadas con el hoy y ahora. La Educación y, no digamos, la Cultura siempre pueden esperar. Los pactos entre sectores implicados, sociedad civil y políticos son imprescindibles. Negociar conlleva ceder en posiciones maximalistas, pero se necesitan acuerdos en modelos y también en contenidos; el arrinconamiento de las humanidades y la investigación sesgada en aquellas disciplinas que admiten opinión son males endémicos que arrinconan saberes, imposibilitan la formación de criterio, minan la convivencia e impiden el conocimiento de la verdad y el ejercicio de la libertad. En Castilla y León se empezó a trabajar en un pacto por la Educación y la Cultura en 2002 y 2003. El cambio de legislatura lo abandonó. ¡Ojala! con visión de futuro se trabajara en la elaboración de un pacto, exportable al resto de España.