Fernando Conde - AL PAIRO
Cuidado con los tiros
La famosa frase de «contra Franco vivíamos mejor» tiene un amargo poso de verdad incuestionable. Porque es bien cierto que a veces el enemigo te trata mejor que el camarada. Quien lo probó lo sabe. De lo que salga hoy en las urnas dependerá el futuro de esta comunidad y qué duda cabe que, sea cual sea el resultado, la foto de mañana va a ser muy distinta a la de ayer. Y ni siquiera si la suma de voluntades le da chance al PP para seguir gobernando, de una u otra forma, las cosas serán igual. La lejanía de una mayoría absoluta holgada le colocaría en la tesitura de negociar, ceder y perder y ganar, según el caso. De gobernar, en cambio, el PSOE, en coalición o en solitario -cosa esta última poco probable-, es lógico que busque cambiar las cosas y, como pasa tantas veces en estos casos, que quiera comenzar con algunos golpes de efecto. Y de hacerlo Ciudadanos, que también pudiera ser, la incógnita estaría servida.
Los golpes de efecto del recién llegado es evidente que se focalizarán sobre aquello que, a su juicio, no tuviera razón de ser. En materia de cultura -basta con leer el interlineado del algún programa- uno de los objetivos sería derribar o apocar en gran medida la siempre baqueteada Fundación Siglo. Pero eso sería entrar como un elefante en una cacharrería y, en poco tiempo, se haría evidente que el recién llegado tocaba de oído -y no sólo porque la Fundación, entre otras muchas cosas, sea la sede y residencia de la tan laureada y reconocida OSCyL-.
Erraría el tiro el mandamás entrante si considerara a la Siglo un ente espurio en el entramado de la administración autonómica. Porque, durante más de una década, ésta ha sufrido un enorme desprecio no tanto por parte de los titulares de la consejería a la que se adscribe como de quien les ha mecido la cuna este tiempo, que solía decir a los directores generales que de la Fundación Siglo no se habla, porque no existe. De eso puede dar buena fe un servidor después de más de 15 años de servicio.
Y a la hora de criticar su existencia se suele alegar que el trabajo desarrollado bien podría ser desempeñado por funcionarios. Pero nada más lejos de la realidad. El cuerpo de funcionarios de la administración autonómica es excelente (un servidor lo ha comprobado de primera mano durante años), pero ninguna oposición al mismo exige, por ejemplo, el dominio de varios idiomas, la competencia escritora, las dotes comerciales, la disponibilidad total de horario o la habilidad suficiente para tocar un trombón de varas y hacerlo, además, bien, por poner sólo algunos ejemplos. Así que, cuidado con los tiros de euforia novel, porque a veces salen directos al pie.