Cuenta atrás

La investidura de Rajoy ha activado la cuenta atrás en numerosos relojes. Primero, en el del propio Rajoy, que tendrá que demostrar lo rápido -o no- que es en adaptarse a un tiempo políticamente tan nuevo como complicado. También en el reloj de Ferraz, que corre con varios husos horarios a la vez y que tiene que buscar con presteza la unificación de los mismos, si no quiere acabar sus días en el cajón «para piezas» de esa ensordecedora relojería llamada Pablo Iglesias & Co. ¡Cómo no!, también en el reloj de Ciudadanos, que está ahora mismo en un adormecido «stand by» que igual puede terminar en un latir firme y constante que en una rotura definitiva de la cuerda… Así las cosas, nos esperan tantas novedades que es más fácil adivinar los números del próximo Euromillón que saber lo que va a pasarle a este país en los próximos meses.

Y si éste es el panorama nacional, en la distancia corta tampoco es fácil aventurar hipótesis. Podríamos suponer que, en Castilla y León y por contigüidad, también vamos a asistir a tiempos nuevos: el previsible congreso regional del PP, demorado en funciones, que debería ir clareando el horizonte de un partido en el que ya ha empezado a destellar el brillo nocturno de navajas; el escenario lorquiano en un PSOE que sufre de manera directa las consecuencias de la diarreica situación nacional (con los «noesnoístas» de Sánchez, por un lado, que han llegado incluso a romper la inquebrantable disciplina de voto y que, en algún que otro feudo local, han hecho de ese «no» la única forma de guardar la viña; y por otro, los abstencionistas, que buscarán dar el golpe de gracia a sus otrora compañeros); y de fondo, el papelón de Ciudadanos, entregado a su socio y un poco perplejo ante la pujanza, aplaudida por aquel, del nuevo Príncipe de Beckelar. Vamos, que la cuenta atrás promete ser de todo menos aburrida.