Cuarta reforma

Treinta y tres años cumple mañana el Estatuto de Autonomía de Castilla y León, con un acto institucional plagado de simbología, mucho más por el hecho de que se entrega la Medalla de Oro de las Cortes a la Real Academia de la Lengua Española, en reconocimiento a la labor de custodia y desarrollo de la lengua como uno de nuestros más preciados nexos.

Las Cortes han hecho un esfuerzo por poner en valor el Estatuto y su anunciada reforma a través de la jornada de debate celebrada ayer y la visita ciudadana de carácter didáctico al Parlamento el próximo domingo. Si se acomete la reforma del Estatuto será la cuarta desde que fue aprobado y deberá afrontar aspectos que hasta ahora no se habían considerado. Las tres anteriores fueron orientadas fundamentalmente al techo competencial que fue alcanzando la Comunidad, pero en esta cuarta, el objetivo se dirige hacia aspectos muy diferentes: la regeneración democrática, el blindaje de los servicios esenciales y las relaciones con los municipios. El Parlamento será el foro de trabajo para el intenso debate que se prevé mantengan los grupos políticos, en una tarea que no parece nada sencilla y que tendrá un incierto camino ya que puede estar totalmente condicionada por una posible reforma de la Constitución Española, de la que se habla pero no se concreta, y porque la aprobación definitiva de la reforma que se alcance, corresponderá al Congreso y Senado, cámaras que son reflejo de un panorama político nacional muy abierto y que parece que no tiene este tipo de reformas como una prioridad.

Adaptar el Estatuto a los nuevos tiempos está bien, que los partidos empiecen a debatir sobre el alcance de la reforma es un avance importante, pero hemos de ser conscientes de que la cosa va para muy largo y que no todo depende de los grupos políticos en Castilla y León.