POLÍTICA
Cuando veteranía y experiencia sí son un grado
Juan Vicente Herrera cumple 15 años como presidente de la Junta. Es el líder autonómico más veterano y el barón popular con mejores resultados
Lo que tiene la experiencia es que «he visto llover mucho»... y escampar. Chirimiri, diluvios, chuzos de punta, tormentas y también días soleados y resplandecientes ha contemplado Juan Vicente Herrera (Burgos, 1956) en los 15 años al frente de la Junta de Castilla y León , cuyas velas ha sopladodo este sábado. Con una expresión tan tradicional y castellana como ésa, de las que le gustan y domina a la perfección este maestro del léxico, el presidente del Ejecutivo autonómico defendía este martes en la sesión de control de las Cortes su veteranía y experiencia como un valor ante un hemiciclo en el que sus rivales no sólo difieren con el barón popular en la ideología, sino también en la edad. Varias generaciones le separan, por ejemplo, del socialista Luis Tudanca (1978); del portavoz de Podemos, Pablo Fernández (1976), o del procurador de IU, José Sarrión (1982).
«Rara avis» podría considerarse al jefe del Ejecutivo autonómico en estos tiempos de caras renovadas, presencia en el mundo virtual y mensajes de 140 caracteres. Prácticamente todo lo contrario a lo que representa este «paisano» castellano , más proclive al de tú a tú, en el que su cercanía y gracejo le permiten desenvolverse como pez en el agua de la tierra mejor que por el de las redes. Pero su apuesta, por cuarta vez consecutiva, fue de nuevo acertada para el PP el pasado mes de mayo. Por tan sólo un escaño perdió la mayoría absoluta que hasta entonces le había acompañado, pero se impuso con diferencia al resto de fuerzas -suma tantos escaños como los otros cinco partidos presentes en el hemiciclo juntos- y es el barón popular que mejor resultado cosechó tras el huracán que desalojó del nido del poder a un buen número de dirigentes de la gaviota. Es el único bajo las siglas populares que estaba y continúa tras este 24 de mayo. Y junto con el asturiano Javier Fernández (PSOE), el superviviente que revalidó mandato.
Apuesta de Rajoy
El apoyo del partido en Castilla y León y el respaldo y petición expresa de Génova -Mariano Rajoy se reunió con él en vísperas del asentimiento- impulsaron a Herrera a repetir como candidato el pasado 24 de mayo. En un tiempo de nuevos aires, formaciones emergentes con caras que irrumpían por primera vez en la política y candidatos en una especie de pugna por ver quién tenía el DNI más nuevo, Herrera hizo valer su experiencia y veteranía para ganar, aunque acusando también el desgaste de la crisis y los recortes y las impopulares medidas del Gobierno de la Nación.
Apodado «Juan Vicente I el breve» cuando, allá por marzo de 2001, tomó las riendas de la Comunidad de mano de Juan José Lucas, se ha convertido en el más veterano entre los presidentes autonómicos del panorama nacional y también el que más tiempo lleva instalado en el Colegio de la Asunción. Pese a que muchos no le daban más de dos años de mandato (el tiempo que restaba hasta la siguiente cita con las urnas, en mayo de 2003), la mudanza desde la Portavocía del Grupo Popular en las Cortes a la Presidencia de la Junta no ha sido tan corta como creían sus rivales.
Tres lustros contemplan la labor de este abogado burgalés al frente de la Junta. El presidente que más tiempo ha ocupado el puesto. Casi la mitad del devenir de la autonomía nacida al amparo del Estatuto de Autonomía de 1983 lleva el nombre de Juan Vicente Herrera, cuya firma se inscribe también en la reforma -la tercera- de la norma básica de la Comunidad aprobada en 2007 y que supuso un salto y la que puede que también esté en el cuarto cambio que se quiere hacer, cuyos trabajos se han iniciado.
Respetuoso con los tiempos, los apuró casi hasta el extremo para dar el «sí» a ser de nuevo el cabeza de cartel el pasado mayo, pese a que en la campaña de 2011 anunció -y luego repitió- que era la última. La apuesta por la continuidad triunfó en el seno del PP y también entre los electores. Con el 37,73% de los votos, sacó casi doce puntos de ventaja a un PSOE que también acusó el desgaste y la irrupción de nuevas fuerzas.
Política nacional
Y de nuevo exprimió los días y casi hasta los segundos del reloj para confirmar que se sometería a la sesión de investidura , en la que por primera vez no gozaba de la mayoría absoluta que le había acompañado en las cuatro anteriores -tres con el beneplácito de los electores y la primera heredando el bastón de Juan José Lucas cuando José María Aznar llamó en febrero de 2001 al político soriano para formar parte del Ejecutivo de la Nación-. El acuerdo fraguado con Ciudadanos -ahora especialmente crítico con Herrera, sobre todo desde que Albert Rivera coquetea con Pedro Sánchez en Madrid de cara a una investidura fallida- permitió su reelección con la abstención de los cinco procuradores de la formación naranja.
Poco dado a saltar a la palestra de la política nacional, que conoce a la perfección, este autonomista convencido y ejerciente tuvo en ese espacio de tiempo entre la cita con las urnas y su nueva investidura su mayor eco más allá de las fronteras de la Comunidad. Si sonadas fueron sus críticas por «mentiroso» al ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro , y las de «arrogante» al responsable de Industria, José Manuel Soria , por la política del carbón, en plena resaca electoral encendió la traca. Aún con el dolor de cabeza en el PP por la debacle autonómica y municipal que dejaba muy atrás el éxito y techo alcanzado en 2011, Herrera atrajo las miradas y los focos. Recomendó a Mariano Rajoy que se mirara al espejo antes de decidir si volvía a presentarse a las generales -a las que finalmente concurrió el pasado 20 de diciembre-. La cascada de renuncias entre los barones apeados del poder y sacudidos por los votos de los ciudadanos encendieron las alarmas en el partido y también en Castilla y León, donde quien tan sólo unos días antes había aspirado a continuar al frente del Gobierno regional dejaba la puerta abierta a no hacerlo.
Con el acuerdo con Ciudadanos para la investidura de la mano, Herrera dio el paso hacia otros cuatro años de mandato. En 2019, la meta, parece que final. «Cuando deje de ser presidente, dejaré la vida política», ha reiterado en más de una ocasión alguien que saltó a este terreno de juego en 1995 como procurador en Cortes -tras tres años como secretario general de la Consejería de Hacienda- y se ve «con más pasado que futuro».
De cara al porvenir más inmediato, la salida definitiva de la crisis y la creación de empleo, con el objetivo de recuperar el millón de ocupados al final de la legislatura, entre sus metas volantes, sin olvidar la lucha librada contra la despoblación. En el camino recorrido ha habido etapas más llanas y otras muy empinadas, especialmente el pasado mandato, con la economía hecha añicos y la segunda recesión encima. A quien poco antes había podido presumir de que Castilla y León rozase el pleno empleo le tocó bailar con la más fea: una crisis que se llevó por delante un buen número de puestos de trabajo, elevando el paro hasta cifras nunca conocidas, y haciendo obligado aplicar recortes y medidas de las que había renegado. El conocido como céntimo sanitario, enterrado definitivamente este año, le brindó uno de los momentos más duros desde que entró en vigor en marzo de 2012.
Pese a las dificultades económicas, Herrera ha incidido en su defensa de las políticas sociales, ésas por las que confiesa predilección quien creó precisamente la primera Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades. «Ocho de cada diez euros» tienen la educación, la sanidad y los servicios sociales como fin, ha reiterado una y otra vez quien también incluye en su currículum haber sido el impulsor del Diálogo Social, elevado a rango de ley y blindado en el Estatuto. Más de sesenta acuerdos en su decenio largo de vida han rubricado Junta, la patronal Cecale y CC.OO. y UGT, en tiempos buenos y también en los de dificultades y con los sindicatos en pie de guerra. Pero no sólo el social, con mayoría Herrera ha tratado de buscar siempre el diálogo político, sin olvidar el que ha fructificado en acuerdos con otras comunidades: el «autonomismo útil».
Más mujeres
Poco dado a los cambios traumáticos, sus ejecutivos se han caracterizado por cierta continuidad aderezada por las variaciones justas y, en ocasiones, obligadas. Tan sólo una crisis de gobierno ha firmado en este tiempo, y no fue para quitar, sino par sumar. En octubre de 2004, con el objetivo de dar un impulso político, recuperó las dos vicepresidencias y rescató a Carlos Fernández Carriedo. En total, 24 personas diferentes se han sentado junto a él cada jueves en el Consejo de Gobierno a lo largo de estos 15 años. En este último periodo, más mujeres que hombres: cinco consejeras y cuatro consejeros. El equilibrio territorial de una Comunidad tan extensa (más de 94.000 kilómetros cuadrados y nueve provincias) y la presencia de todas las provincias en altos cargos ha sido un factor que también ha tenido en cuenta Herrera al conformar sus equipos.
«Toda mi vida política está vinculada a Castilla y León» , ha incidido en más de una ocasión este burgalés de ejercicio y devoción, culto, lector y gran aficionado al Camino de Santiago por el que cada año suele discurrir. Descartando así que tras cerrar la etapa abierta en Castilla y León pretenda dar el salto a Madrid, un Foro al que a este soltero, pero con pareja y amante de sus sobrinos, le gusta ir más por placer y afición que por trabajo. Aunque no es muy dado a acudir a las reuniones de Génova, salvo cuando la ocasión es de calado, el más veterano de los barones populares es valorado por sus colegas. «Un referente político en el PP y un referente en la forma y manera de hacer política en el país», defendió esta semana el portavoz de la formación en el Senado, José Manuel Barreiro, ante el sonrojo de un Herrera al ser felicitado por sus 15 años de gobierno y el deseo de que sople más velas.