Cuadrado es Castilla

Castilla no entra en un libro, eso lo entendió Azorín. Castilla es eternamente un paisaje que sólo cabe en un cuadro. La Castilla de nuestros abuelos, áspera y dura como un sayal de penitente, la ha retratado como nadie Cuadrado Lomas durante décadas y ahora le reconocen con el Premio Castilla y León de las Artes. Y el pintor de aquel Grupo Simancas lo ve «tardío».

A Félix Cuadrado Lomas hay que premiarle por haber entendido Castilla más que por su pintura, que ya es reconocidísima y única. El paisajista entendió que Castilla es sencillamente una trocha delineada en lontananza y un chopo solo, que esta tierra es recta y clara como geométricos son sus terruños inconfundibles. Y que este erial es su paisaje y a él, como a un espejo, se van mirando los hombres que lo habitan hasta que acaban confundidos y fundidos en la tierra.

Castilla, entonces, es su paisaje y su paisanaje. Y de esto segundo, siendo lo mismo, se encargó el burgalés Vela Zanetti con sus labriegos de manos como panes. He ahí Castilla. Y el solar de nuestros abuelos queda entre estos dos pintores retratado para la eternidad. Pero Castilla es recta y clara. Y también es testaruda y cuadrada un rincón obstinado como las mulas que pinta de memoria el artista. La memoria de los años y el oficio.

Años -muchos- han pasado desde que Cuadrado Lomas empezara a destacar en la galería «Castilla» de Eliseo Moro. Desde que junto a Blas Pajarero hicieran en la contra del «Diario Regional» cada domingo la hagiografía de los Torozos a través de sus «retazos». Pero de aquello, ya digo, hace ya años y un periódico.

Félix es Académico de Honor de la Real Academia de la Purísima, allí se presentó vestido de pintor, con su chaleco y la boina calada hasta las gafas. Y este reconocimiento no viene a reconocer nada que no se supiera ya. A lo sumo a refrendar a Cuadrado Lomas como pintor de cámara de esta Castilla milenaria.