Artes&Letras

«La crisis ha expulsado a las pequeñas compañías»

La dificultad para entrar en las programaciones ha llevado a Azar Teatro a romper la cuarta pared y reinventar sus trabajos fuera del escenario convencional

Teatralización de la obra de Miguel Delibes «La Ruta del Hereje» por las calles de Valladolid F. HERAS

C. MONJE

Era lógico pensar que una economía maltrecha llevaría a los teatros a apostar por montajes de pequeño formato, más asequibles. Los de Azar Teatro también lo creían, pero se toparon con otra realidad. «La programación , con la crisis, lo que ha hecho es expulsarnos a las compañías pequeñas», aclara el director, Javier Esteban.

«Las programaciones se han mantenido en su empeño de trabajar con espectáculos de gran formato, con famosos o más comerciales, y para compensar han reducido el número de espectáculos. Los días de programación han caído hasta más del 50%. Eso nos ha echado, han cerrado muchas compañías».

Azar ya había capeado antes la crisis permanente del teatro, «echándose» a la calle y buscando fórmulas distintas para llegar al público.

Con crisis extendida a todos los ámbitos, tocó de nuevo buscar una salida. En su sede del vallisoletano barrio de La Victoria, Azar imparte desde hace años clases de teatro y danza , para niños y para adultos. Tiene 160 alumnos. En el terreno puramente escénico, volvieron a reinventarse y a adaptarse a las circunstancias.

Ante ese panorama de los teatros públicos optando por los grandes formatos, nació El juicio de Dayton, y Azar arriesgó. Propusieron al Calderón utilizar el foyer de galería para mostrar esa obra de otra manera, ir a taquilla y evitar los gastos del escenario principal. «El experimento salió muy bien, estuvimos desde enero hasta mayo de 2011 funcionando de jueves a domingo, con muy buena respuesta de público», recuerda Esteban. «Esto nos permitió tener un espectáculo muy rodado que luego, además, hemos adaptado a la italiana y sigue funcionando», añade el director.

Bruno XXI, con solo tres actores, seguía sin moverse. También lo reconstruyeron para adaptarlo a otros espacios. Lo ofrecieron al Museo Patio Herreriano. «Otra vez hubo que hacer una intervención textual, reduciendo un poco más los textos, eligiendo partes que no estaban en ninguna de las dos versiones anteriores y recontextualizando la historia. Partíamos de la idea de que el espectador que fuera a ver Iordano Bruno al museo no fuera un espectador de teatro, sino que tuviera una experiencia».

El juicio de Dayton y Bruno XXI están en el repertorio con sus respectivas versiones móviles

Así nació la «versión móvil» de Bruno, que después se ha adaptado a otros edificios y que tiene nuevas citas en la agenda.

Lejos de ver estas readaptaciones como una forma de supervivencia, los integrantes de Azar ven en ellas una lección más aprendida en una profesión en la que la formación es continua. «La experiencia ha sido muy enriquecedora, nos ha permitido aprender mucho del contacto con el público, de romper la cuarta pared, de romper la tradición».

Javier Esteban reconoce que estas versiones a medida de cada espacio dan mucho más trabajo que la sala, y aún así prefieren ya representar estas obras fuera del escenario convencional. «Cada lugar del que te llaman ya es un reto, supone ir al sitio, buscar la dramaturgia... Supone mucho más trabajo, pero el trabajo nunca es rutinario».

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