Antonio Piedra - No somos nadie

Se lo creyeron

«Resultaba tan atractivo el bodorrio que sólo podía rubricarse con otro guapo audaz como Rivera, procedente del barrio de la Barceloneta»

De la raya de Portugal a Soria, pasando por los Picos de Europa y del Guadarrama, la carcajada no puede ser más «ostentórea» en Castilla y León . La investidura de Sánchez y Rivera, o viceversa —los dos se hicieron el arreglo cerebral y facial en el mismo quirófano—, se ha ido al garete. Los malos actores se ven siempre los más guapos y esbeltos. Y tan listos, tan exclusivos y tan irresistibles que se creen a pies juntillas el cuento de las truchas y de las mentiras que cuanto más mayores son mucho mejores todavía. Hasta mi amiga Desi —Desideria, según el carnet de identidad—, y cuidado que se lo advertí veces en el quicial del ascensor, les ha retirado a los novios el saludo: «Estos pavos no me la vuelven a colar» , me dijo ayer enfadadísima a las cinco en punto de la tarde, hora torera.

Bueno, mujer, no es para tanto, le repuse sabiendo de qué pie cojea a la hora de votar. Pero en estos instantes el rebote de propios y extraños cruza fuertes y fronteras como en el Cántico de Juan de la Cruz. Ambos han perecido —¡quién lo iba a decir, madre mía!— por lo corto de sus atributos democráticos. Me explico. Como a mbos se creyeron los Brat Pitt de la política , Sánchez & Rivera aplicaron con rigor la letra pequeña de su contrato matrimonial: como los español@s parecen caball@s mirones, pues creyeron que era suficiente con poner un ronzal corto y amén. Pues no, divinidades de investidura olímpica, con sólo mirar no se llena el papo.

Con el visto bueno de Podemos, los tortolicos de los doscientos canapés soñaban despiertos, aseguraban el pesebre y llenaban de arrumacos al izquierdismo redentor y chavista hasta las trancas. Sí, pero sin el PP —ellos lo sabían pero les daba igual— la democracia, sencillamente, saltaba enterita por los aires. Un dilema terrible para cualquiera con un mínimo de escrúpulos democráticos. Cualquiera menos Pedro Sánchez. Desde el principio, el guapo de Tetuán lo tuvo claro: los feos españoles en general, Rajoy como su representante, el PP como partido en particular, y los votantes del PP, sobraban en el nuevo paraíso de Brat y Angelina Jolie . Irresistible timba.

Resultaba tan atractivo el bodorrio que sólo podía rubricarse con otro guapo audaz como Rivera, procedente del barrio de la Barceloneta. Oh bocado de sardina enlatada y mediterránea . Cuando el empalago de Albert estaba a punto de colmar las tragaderas más sensibles —hablar con separatistas, nacionalistas y reformistas acomplejados—, he aquí que sentaron a la mesa a un tiburón blanco. Iglesias se los ha zampado dejándoles un no sé qué de tarta revenida en los labios. A Rivera le ha encargado Sánchez que hable con Rajoy de algún modo para ver si pica. Ya. Como si no supiera el gallego que la espina cuando nace lleva la punta delante. Fin de la investidura, y adiós preciosuras de mi vida que os creísteis todas las tontunas.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación