El cortejo del Cristo Yacente de Valladolid lo devuelve al monasterio de San Joaquín y Santa Ana
Recupera su procesión después de dos años
La Cofradía del Santo Entierro ha protagonizado al atardecer del Sábado Santo un cortejo fúnebre por el centro de Valladolid que devolvió al Cristo Yacente (obra de Gregorio Fernández de entre 1631 y 1636) a la clausura del Monasterio de San Joaquín y Santa Ana.
Tras procesionar por los alrededores de la que es también la sede de la hermandad, y ante la presencia de decenas de personas, se celebró en el convento un íntimo acto de reflexión antes de devolver la imagen a las monjas y poner así fin a años de parón por la pandemia.
Los hermanos del Santo Entierro se distinguen por su túnica de terciopelo negro con cola, adornada con galón y bocamangas, con su característico sonido al arrastrar el hábito por el asfalto. Además, van ataviados con cíngulo y cruz bordada sobre el pecho en dorado, capirote de terciopelo negro, guante blanco y zapato negro.