JUICIO POR EL CRIMEN DE ISABEL CARRASCO
Las contradicciones de Montserrat y Triana marcan los primeros días
Sus declaraciones en los interrogatorios distan mucho en aspectos clave de las primeras realizadas tanto en Comisaría como en el Juzgado
Sentadas frente al presidente del tribunal, con el jurado popular que decidirá sobre el caso a un lado y acusaciones y defensas al otro, Montserrat González y Triana Martínez han tratado de defender en los últimos días una versión de lo que ocurrió aquel 12 de mayo de 2014 -en el que Isabel Carrasco fue asesinada - que dista mucho de lo que expusieron en sus declaraciones previas tanto en Comisaría como en el Juzgado. Sus interrogatorios en las primeras sesiones del juicio arrojaron importantes contradicciones en aspectos clave , como el origen del odio que hizo que Montserrat asesinara a la entonces presidenta de la Diputación Provincial y del PP de León, el lugar donde el bolso en el que guardó el arma pasó de manos de madre a hija o si Raquel Gago -la agente de Policía Local también acusada- sabía o no que Triana le había dejado algo en su vehículo.
Uno de los argumentos de la defensa que más han dado que hablar en los últimos días ha sido el supuesto intento por parte de Isabel Carrasco de mantener una relación sexual con Triana . A petición de su letrado, la joven detalló como, según ella, a principios de 2010 la política la invitó a su casa e intentó besarla. Tras su rechazo, sostuvo Triana, «me perjudicó la vida. La plaza de la Diputación la habían creado para mí, pero como no me quise acostar con ella se la dio a otro y después la amortizó para que no pudiera volver a sacarla».
No obstante, no ha sido hasta bien avanzada la fase de instrucción cuando han hecho referencia a este supuesto acoso sexual como el origen de los problemas de Triana con Carrasco. Es más, en su primera declaración en el Juzgado días después del crimen se pregunta específicamente a Triana «si Isabel Carrasco en algún momento intentó alguna relación con ella de tipo amoroso o sexual», a lo que ella responde «no». También entonces dice que «fuera del ámbito profesional no tenía problemas con Isabel Carrasco », que «personalmente no tenía conflictos con ella» y tanto ella como su madre coinciden en señalar que quizá la presidenta tenía «envidia» a Triana.
Consta también en esa primera declaración ante la jueza instructora que Triana «ha perdido su vida» tras dejar de trabajar en la Diputación y que «no buscaba trabajo porque esperaba que la llamaran» . También han sido polémicas sus declaraciones sobre que la oposición que no ganó para conservar su puesto en la Diputación hubiera estado amañada. Esto sí lo sostuvieron desde el primer momento, pero, pese a su ya mala relación con la víctima en ese momento, Triana escribió el 12 de enero de 2011 a la presidenta un mensaje en el que decía «siento molestarte pero mañana tengo el examen y necesito tu ayuda para aprobar», según se recoge en el sumario.
También existen diferentes versiones sobre dónde se deshizo del arma Montserrat González . En Comisaría y en sus primeras declaraciones en el Juzgado ambas aseguraron haberse encontrado de forma voluntaria en el pasadizo que une Colón con Gran Vía de San Marcos, donde Montserrat le entregó el bolso con el revólver a su hija y le pidió «que lo hiciera desaparecer» . Mientras, en una segunda cita con la jueza en diciembre de 2014, ya con su actual abogado, y en la que sólo contestaron a preguntas de su defensa, ambas negaron que esto fuera así, al igual que en el juicio, donde afirmaron que Triana vio cómo la madre arrojaba un bolso en un garaje a la altura del número 21 de la calle Lucas de Tuy y lo recogió del suelo pensando que pudiera contener el arma de su padre , entonces comisario jefe de Astorga.
Tampoco se pusieron de acuerdo a la hora de sostener un único argumento sobre si vieron o no a la tercera acusada, Raquel Gago , el día del crimen o si ésta llegó a saber que Triana dejaba algo -el bolso con el arma- en su coche. Al principio, madre e hija niegan que vieran a Raquel en su casa «no estuvo nadie más con ellas, no comió nadie con ellas, no estuvo nadie en casa», se desprende de la declaración de Triana ante la jueza en mayo de 2014, pese a que luego reconocen que Raquel fue a tomar un café sobre las 16.10. En cuanto al momento en el que Triana le dejó el arma , de partida comenta que el encuentro fue casual, sin bien cuenta que sí que le dijo que dejaba algo en el coche. Un punto que ahora, meses después, también niega.
No coinciden tampoco las explicaciones que dieron antes y ahora de por qué se separan los minutos previos a que la madre matara a Isabel Carrasco, el motivo por el que buscaron en internet armas o la razón por la que en casa de Triana había varias fotografías y documentos que hacían referencia a la víctima.
Dudas del testigo clave
Confusa resultó también la intervención del testigo clave del juicio . El policía jubilado que siguió a Montserrat y permitió la detención de ambas sorprendió durante la vista cuando, tras escuchar la grabación de su llamada al 112 minutos después del crimen, aseguró no reconocerse en ella. «Creo que no soy yo», respondió al abogado de la defensa. En ella, muy alterado y con voz entrecortada, aseguraba que seguía a la autora de los disparos y que se le había «despistado». La conversación, que apenas dura dos minutos, finaliza cuando consigue llevar a la Policía hasta donde estaba Montserrat. A esa conversación que ahora no reconoce sí que hizo referencia en mayo de 2014 cuando en Comisaría y en el Juzgado afirma haber llamado al servicio de emergencias. Ante la jueza instructora había señalado que «se le cortó, le resultó difícil hacer la llamada mientras iba detrás de la mujer» y también que «llamó al 112 y la llamada duró muy poco, no consiguió entenderse con ellos», lo que se apreciaba claramente en la grabación reproducida en la sala.
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