Salud&Sociedad
Consejos para evitar los «daños colaterales» del verano
Sólo el 9 por ciento de los castellano y leoneses se protege todo el año frente sol mientras un 5 por ciento de los casos anuales de lesión medular es por zambullidas en agua
A pesar de que este año las buenas temperaturas se han hecho esperar, estrenamos el verano con las máximas en los termómetros y con unos índices de radiación solar de los más altos del país. Nadie concibe la época estival sin mucho sol, calor y agua de por medio, pero lo cierto es que a pesar de los muchos beneficios que pueden aportarnos también existen condicionantes que pueden llevarnos a lesionar nuestra salud.
Como cada año diversas organizaciones sanitarias y sociales lanzan diferentes campañas de concienciación dirigidas a prevenir conductas de riesgo.
Una de las informaciones que de forma recurrente surge en esta época es la relativa a las radiaciones solares, con los consejos para la exposición y los peligros inherentes. El sol es fundamental para nuestro organismo pero los datos científicos demuestran que los diferentes tipos de rayos pueden desencadenar efectos nocivos.
Recientemente se ha presentado el IV Estudio CinfaSalud «Percepción y hábitos de salud de la población española en torno a la fotoprotección», avalado por la Academia Española de Dermatología y venerología (Aedv), donde se revela que el efecto perjudicial que más preocupa a los castellanos y leoneses es el cáncer de piel (77%), seguido de las quemaduras (10%).
Este análisis, que se ha realizado de forma online entre 3.000 personas de todas las comunidades autónomas, también a desvelado que sólo el 9 por ciento de los residentes en nuestra región se protege del sol durante todo el año, a pesar de ser una de las recomendaciones que hacen los expertos en dermatología y oncología. En realidad, el 71 por ciento de los castellanos y leoneses reconoce que sólo lo hace cuando se expone directamente al sol, frente a un 29% que los hace diariamente durante el verano.
«Es crucial tener presente que también en el camino a la playa o piscina, e incluso mientras damos un paseo al aire libre en invierno, nuestro rostro, manos y otras partes del cuerpo están expuestas a la radiación», recuerda el dermatólogo José Carlos Moreno, presidente de Honor de la Aedv y coordinador de la Campaña Euromelanoma de la Fundación Piel Sana.
Mirando por nuestros ojos
Igualmente los expertos recuerdan la especial vulnerabilidad de los menores, quienes deben evitar ser expuestos hasta superado el año de edad, y cuidar especialmente la protección de sus ojos «ya que su pigmentación, que actúa como barrera protectora, se va oscureciendo con el paso del tiempo y de ahí que resulten más vulnerables, especialmente los de ojos claros», afirma Ana Belén Cisneros, secretaria general del Colegio de Ópticos-Optometristas de Castilla y León (Coocyl).
En esta misma línea, los profesionales de la visión recuerdan la necesidad de proteger los ojos de las radiaciones ultravioletas por medio de gafas de sol, «siempre homologadas y que incluyan la marca CE como estándar mínimo de calidad», a lo que añaden que «es preferible que no se usen gafas a que lleven unas de juguete, ya que esto supone un serio peligro para la salud ocular». Nos obstante, los daños del sol pueden derivar en quemaduras de córnea, aparición prematura de cataratas, retinopatías, o tumores en párpados y de la piel de alrededor de los ojos, entre otros.
Al agua con cabeza
Una de las alternativas que más utilizamos para huir del calor sofocante es el agua y cada año se sigue incrementando la cifra de accidentes relacionados con actividades acuáticas. La campaña «Tírate con cabeza» de la entidad Aspaym nacional pretende prevenir y reducir las secuelas y lesiones irreversibles derivadas de este tipo de accidentes. Según sus datos, en torno a un cinco por ciento de los mil casos de lesiones medulares que se registran cada año, tiene como causa principal las zambullidas en el agua.
Estas lesiones, según Aspaym, se producen tanto por el impacto de la cabeza contra el fondo u otros objetos como por el impacto con la superficie del agua a gran velocidad al lanzarse desde gran altura. «Las zambullidas de cabeza son peligrosas incluso desde el borde de una piscina», explica Alberto de Pinto, presidente de Aspaym.
La principales consecuencias son las afectaciones a nivel cervical, que pueden producir parálisis inmediata con ahogamiento, tetraplejias completas e incompletas, hemiplejias, o lesiones en la cabeza con problema cerebrales, entre otras. Actualmente, la lesión medular de origen traumático se sigue dando con mayor incidencia en varones de entre 21 y 40 años.