Guillermo Garabito - La sombra de mis pasos

Consejos de ministro

«Ser ministro es un trabajo de esos para decirle a tu madre que trabajas… en algo»

La ministra de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina A. FERRERAS

GUILLERMO GARABITO

Ser ministro es un trabajo de esos para decirle a tu madre que trabajas… en algo. Para que te dejen tranquilo sobre todo. Y cuando la familia trata de profundizar un poco más con frases como: «y a qué te dedicas exactamente», uno responde simplemente que «en cosas». En eso consiste el trabajo de ministro, en hacer cosas. Ser ministro es una de las pocas opciones que quedan para que a uno le publiquen ya un libro. O los premios, pero esta es otra historia. Y ser ministro sale más rentable, aunque no mucho la verdad. Para ser ministro hay que ser rico o pobre de solemnidad.

Cuando la preguntaban ayer a Isabel García Tejerina en una entrevista si se veía de ministra de Economía con esto de la saga/fuga de De Guindos al BCE, vino a decir que sus «dotes de negociación» son más importantes en Agricultura. Algo así como que quién la mandaba meterse a ella en un ministerio donde no vale con rezar a los santos para que llueva. Y más después del listón alto que deja De Guindos y la recuperación económica. A ver si va a pinchar España otra vez y toca dar explicaciones.

Tejerina, que es de por aquí, es ministra de Agricultura y con su no a la cartera de Economía se lo estaba diciendo también indirectamente a los que la meten en las apuestas a la candidatura del Ayuntamiento de Valladolid, que todavía los hay. Va y viene a Valladolid y dará el pregón de Semana Santa de Medina de Rioseco. Porque sigue siendo año de sequía, y como responsable de los campos de España tiene que poner velas, desgranar oraciones o dar pregones… Lo que sea menester. Tejerina, que es «una muchachita de Valladolid», deja caer así de soslayo que es imprescindible en Agricultura. Pero en Agricultura lo único que es imprescindible es que llueva y haga sol, cuando toca. No antes, ni después. Un ministro es la cosa más prescindible del mundo, todo su mérito está en saber decir que son imprescindibles.

Entre tanto Rajoy reúne hoy a los barones del PP –barones con «b» y no con «v» no venga a desfacer más entuertos heteropatriarcales del DRAE Irene Montero y a salir nuevamente maltrecha– para revertir las encuestas, cosa mucho más quijotesta aún.

Ser ministro, a la postre, consiste en vivir cuatro años del cuento para al dejar el cargo publicarlos.

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