Condenado a trece años de cárcel por agredir sexualmente a un joven con discapacidad

Abordó a la víctima en el exterior de un bar en Zamora y le llevó bajo amenaza de arma blanca hasta un instituto cercano para perpetrar los hechos

Audincia Provincial de Zamora ABC

M. G.

La Audiencia Provincial de Zamora ha condenado a trece años y ocho meses de prisión a un hombre por agredir sexualmente a otro varón con una minusvalía física y psíquica «perfectamente conocible» por el acusado, que se acercó a la víctima cuando se encontraba en el exterior de un bar y le llevó a un instituto cercano contra su voluntad para cometer los hechos.

Los hechos se remontan a diciembre de 2019, cuando el condenado abordó al joven de 26 años, que padece una discapacidad «totalmente visible», mientras fumaba a la puerta de dicho establecimiento diciéndole «ven, que te la chupo» a lo que la víctima contestó que le dejara en paz, momento en el que el agresor sacó una navaja amenazándole y conduciéndole al pabellón de gimnasia de un centro escolar en el que le bajó los pantalones y le realizó una felación para acto seguido ponerle un preservativo y ponerse encima de él siendo penetrado analmente.

Tras los hechos la víctima regreso al bar con la ropa manchada de barro y muy nervioso, diciendo repetidamente a los camareros «por culo» y entrando en el baño para limpiarse. Desde dicho establecimiento manda un mensaje a su madre diciéndole «me ha tocado hacer una guarrada. Yo paso de líos». «Con posterioridad a estos hechos se ha mostrado intranquilo y nervioso, habiéndole afectado los mismos psicológicamente», recoge el falló de la Audiencia Zamora que solicita una indemnización de 10.000 euros por daños morales.

La sentencia apunta al testimonio de la víctima como prueba de cargo, toda vez que entiende la Sala que las características psíquicas y físicas singulares que concurren en la víctima, no debilitan su testimonio, que define como «coherente, sin fisuras y creíble», con un relato que ha mantenido desde que llegara al bar, hasta que se lo contara a su madre y su educador o lo formalizada en sede policial y judicial de manera «idéntica» y con «consistencia en los aspectos centrales del suceso».

Al este testimonio al que dan «credibilidad», suma el fallo otras pruebas que acreditarían los hechos como el testimonio de uno de los camareros del bar, que ve como el acusado le llevaba agarrado por el hombro , el preservativo con restos biológicos que pertenecían «sin duda» al acusado (a pesar de haber negado este haber ido a aquel sitio ni haber realizado acto alguno de contenido sexual), el Whatsapp que le remite la víctima a su madre nada más suceder los hechos o la valoración de su educador.

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