Condenada a dos años de prisión una vecina de Béjar por estafa continuada con criptomonedas
La mujer formaba parte de un entramado fraudulento mediante el que sustraía tarjetas crediticias de ciudadanos extranjeros e invertía en moneda virtual para ocultar su origen ilícito

La Audiencia Provincial de Salamanca ha condenado a dos años de prisión a una vecina de Béjar (Salamanca) por un delito continuado de estafa. La mujer ha reconocido mediante acuerdo judicial que formaba parte de un entramado fraudulento mediante el que sustraía tarjetas crediticias de ciudadanos extranjeros e invertía en moneda virtual para ocultar su origen ilícito y generar dividendos para su propio enriquecimiento y el de sus colaboradores.
Según recoge la sentencia consultada por la Agencia Ical, los hechos se remontan a los meses posteriores al 7 de mayo de 2016, cuando la mujer dio de alta un servicio de termina l de punto de venta en internet que utilizaba, con la participación de terceros, para sustraer paquetes de numeraciones de tarjetas bancarias, y se prolongaron hasta el 11 de junio de 2018, cuando las fuerzas policiales efectuaron entrada y registro en su domicilio de la ciudad textil. La condenada colaboró facilitando el acceso a sus cuentas y a su ordenador.
Gracias a ello se ha podido conocer que la operativa fraudulenta incluía la creación a nombre de la condenada de una falsa casa de compra venta de criptomoneda Bitcoin , una página web que era una copia de otros sitios y que no estaba operativa al público, solo cumplía el cometido de simular el ejercicio de una actividad profesional de manera legal, tener acceso a una terminal de punto de venta y asociarlo a cuentas bancarias, con el fin de dar apariencia de legalidad a los cargos efectuados en las tarjetas obtenidas fraudulentamente. En definitiva, con ello justificaba sus actividades fraudulentas y los ingresos percibidos ante terceros y ante el banco para contratar la terminal punto de venta virtual, informa Ical.
A partir de ahí, las cantidades defraudadas han ido a parar a cuentas corrientes a nombre de la condenada , entre las que destaca una en la que recibió ingresos por valor aproximado de 40.000 euros entre el 9 de octubre de 2016 y el 12 de julio de 2017. Una vez ingresadas las cantidades correspondientes a las transacciones, la condenada transfería el dinero a una cuenta a su nombre en la empresa detrás del portal online de compraventa de criptomonedas, ubicada en Reino Unido, y realizaba compra de moneda virtual. Ello con el fin de transformar las ganancias obtenidas en moneda virtual para ocultar su origen ilícito, dificultar su seguimiento y transferirlas a otras personas con las que colaboraba.