Economía
Los concursos de acreedores vuelven a bajar y disminuyen un 25% en 2015
Más de una tercera parte de las empresas afectadas tenían al menos 20 años
La pertinaz crisis instalada en la economía española desde hace ocho años, con dos recesiones de por medio, parece que da un respiro y deja llegar algo más de oxígeno. Pero aún así, los «pulmones» de las empresas continúan padeciendo una «insuficiencia respiratoria» que en el peor de los casos termina en la «muerte». El concurso de acreedores es la agonía previa y la UVI por la que muchas tienen que transitar. El año pasado, según las cifras dadas a conocer por el INE (Instituto Nacional de Estadística), en Castilla y León se presentaron 224 concursos de acreedores, de los que 31 correspondieron a personas físicas sin actividad empresarial y los 193 restantes, a distintos tipos de empresas.
Unas cifras que ponen de manifiesto la mejora de la economía, pues representan casi una cuarta parte menos que las de 2014 (-74), cuando se contabilizó que en la Comunidad se tuvo que recurrir a la antes conocida como suspensión de pagos en 298 ocasiones. Y más alejadas aún de los guarismos de un negro 2013, que casi duplicó los datos, con 406 concursos de acreedores.
Son las empresas las notaron más el alivio insuflado por la incipiente recuperación, mientras que aumentó el número de familias que tuvo que declararse en concurso de acreedores, aunque suponen poco más del 5% del total. Fueron 31, frente a las 25 del ejercicio anterior (un 24% más). Por contra, entre el entramado empresarial los datos son mejores. De las 273 suspensiones de pagos declaradas en 2014 se pasó a las 193 de 2015, lo que supone un 29,3% menos (-80 casos). En 2013, el peor año desde que arrancó la crisis, la cifra se elevó hasta las 361.
Las pymes, mayoría
Pese a la mejora, aún quedan lejos los números de los años en los que la economía navegaba sin zozobras. En 2007, cuando ya se notaron los primeros coletazos, se contabilizaron 47 casos en Castilla y León. La Comunidad acaparó el 4% de los 5.510 declarados, con Cataluña a la cabeza (1.089).
Y no sólo las nuevas empresas que comenzaron su actividad en los años duros se ven incapaces de hacer frente a las facturas y pagos que se acumulan en el cajón. Las más veteranas también acusan las estrecheces . De hecho, algo más del 34% de las firmas que tuvieron que declararse en concurso de acreedores (66) tenían 20 años o más. Una proporción superior a la de 2014, cuando representaron el 26%. Y casi una cuarta parte tenían ya entre nueve y 12 años.
Aunque los casos más sonoros, por la repercusión y el mayor número de empleos afectados, son los de las grandes empresas, son las pequeñas las que más se ven afectadas. En Castilla y León sólo 6 de los 193 concurso de acreedores afectaron a firmas de cien o más trabajadores, por lo que las pymes supone el 90% (174 casos) y las pequeñas empresas (hasta 50 empleados) más de ocho de cada diez casos.
Por volumen de negocio, la mayoría no movían grandes cantidades. Más del 39% (76) declararon menos de 250.000 euros, 125 (65%) no llegaban al millón de euros y cuatro superaban los diez millones anuales. Por sectores, todos se vieron afectados, con la construcción y el comercio al por mayor de nuevo a la cabeza.