Empresas

Los comerciantes ante el coronavirus: entre el temor y la incertidumbre

Piden medidas para sobrevivir una vez recuperados de la crisis sanitaria, ya que muchos tendrán dificultades de liquidez y se verán abocados a ajustes

Una de las calles del casco histórico de Burgos, desértica y con los comercios cerrados ente las medidas de confinamiento R. O.

PEDRO SEDANO

Los comerciantes viven la «crisis del coronavirus» con puntos de vista muy diferentes, aunque tienen un denominador común: el temor a las consecuencias económicas de la actual situación y la incertidumbre respecto a su futuro una vez pase lo peor. Desde la Federación de Empresarios de Comercio en Burgos, su presidenta, Consuelo Fontecha, reconoce el esfuerzo económico de las administraciones para apoyar al sector. Sin embargo, no oculta sus dudas respecto al resultado final. «Hay muchas promesas y compromisos, de los que buena parte son medidas de apoyo comunes a todas las empresas», señala. Sin embargo, también se refiere a otras medidas específicas de apoyo que necesitará el comercio tradicional cuando se reabran sus puertas. Solo en Burgos, estima que 4.200 comercios se verán afectados de una u otra manera. Algunos tendrán dificultades de liquidez tras varias semanas cerrados, otros no soportarán el impacto económico de ese cierre temporal y muchos se verán abocados a ajustes de personal, temporales o definitivos. La propia federación se está encargando de asesorar a los comerciantes que ya están teniendo dificultades estos días. La situación es muy diferente por sectores.

Todos tienen en común una amenaza que ya sufrían antes de la llegada del coronavirus: la competencia de internet. Su temor es que la tendencia al aumento de ventas del comercio electrónico avance ahora en muchos subsectores que permanecen cerrados por obligación, mientras la distribución de compras por internet funciona con cierta facilidad. Es un efecto que están sufriendo incluso los comercios de informática, que siguen abiertos pero apenas reciben clientes.

Peor están los libreros. Compiten con las descargas de libros electrónicos a precios competitivos e incluso gratis, en algunos casos. Pero también con el comercio de libros en soporte papel desde las grandes firmas de comercio electrónico. Mientras tanto, las librerías tradicionales están cerradas y, en su mayor parte, ni tienen canales de comercialización digital ni un catálogo que les permita realizar una oferta diferenciada del resto de canales de venta. El representante de una de las librerías tradicionales de Burgos reconoce que tenían que haberse preparado antes. Ahora se han quedado sin margen de maniobra, aunque en el futuro es muy probable que muchos de ellos decidan cambiar el modelo de negocio para responder mejor a la nueva situación.

La moda, una temporada perdida

También en el sector de la moda la situación es complicada. En este caso los efectos del comercio electrónico son menos apreciables, en general. Sin embargo, siguen un modelo muy vinculado a las temporadas. Ahora deberían estar vendiendo moda para primavera, una temporada que ya dan prácticamente por perdida porque «nadie se compra ropa para una temporada cuando está a punto de concluir y ya sabemos que hasta después de Semana Santa seguiremos cerrados», afirma la gerente de dos tiendas de este subsector. Más grave es el caso de quienes siguen un modelo de negocio menos conocido, que consiste en que el minorista compra la ropa que luego vende en su establecimiento. Muchos se han quedado con los almacenes llenos de ropa de una temporada que no podrán vender o tendrán que rebajar de precio a límites que prácticamente harán desaparecer al rentabilidad.

Mientras en el sector de automóvil confían en la fortaleza de las grandes marcas para recuperar el mercado cuando pase la «crisis del coronavirus», los comercios de mueble se preparan en su mayoría para ajustes o ya han iniciado los trámites para expedientes temporales de regulación de empleo, según nos cuentan dos empresarios del sector.

Al efecto del coronavirus se suma la amenaza anterior de la competencia en internet

Y por último, los que a priori parecerían los beneficiarios, los comerciantes de alimentación. El acaparamiento previo y en los primeros días de confinamiento se concentró sobre todo en medianas y grandes superficies, pero alcanzó en una u otra medida a todo el subsector. Sin embargo, la sensación que tienen en los últimos días es que «el movimiento ha bajado mucho» y las ventas han vuelto al nivel previo e, incluso, «han bajado algo», afirma un comerciante «de los de toda la vida» del centro de la ciudad de Burgos. Además, asegura que varios clientes le han preguntado por el riesgo de contagio por venta de productos a granel o sin envasar, a diferencia de lo que encuentran en las grandes superficies. Insiste en que incluso es mejor el modelo tradicional, donde el producto pasa de las manos del comerciante al comprador, mientras el producto envasado pasa por muchas manos, incluso una vez en el expositor del comercio, hasta que llega al consumidor final.

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