Artes&Letras

Columnismo frente a la tiranía del contador de visitas

El articulismo no tiene reglas y cuenta con tantos estilos como articulistas. Con visiones diversas sobre el género, los autores participantes en el congreso celebrado en Valladolid sí coincidieron en la resistencia a que las redes sociales decidan el lenguaje periodístico

Ignacio Camacho y Jesús Nieto Jurado, antes de su intervención en las jornadas F. HERAS

C. MONJE

Los temas en profundidad, los editoriales y la opinión han sido enarbolados como elementos diferenciales de los periódicos en papel. Armas cargadas de contenido elaborado a fuego lento para la batalla por la supervivencia frente a las prisas y al todo gratis de las ediciones digitales. Pero los números de internet y las redes sociales también imponen su tiranía a los articulistas, una queja repetida durante el I Congreso Valladolid Capital del Columnismo .

«Es una aberración que te midan con el contador de visitas, porque vas a escribir demagogia. Es demoledor. En los periódicos, sobre todo los digitales, mandan más los SEO y los community managers que los redactores jefe. Les dicen las palabras que tiene que incluir en los títulos», lamentó el columnista de ABC Ignacio Camacho. Hasta algún responsable de un importante diario ha sostenido que un periodista vale más por sus seguidores en Twitter que por sus fuentes. Ante ese panorama, «como Larra», solo queda ponerse delante del espejo y «pegarse un tiro», «porque nos hemos cargado la profesión». «Los gurús están tomando decisiones suicidas», criticó el autor de «Una raya en el agua».

Bustos, Rosa Belmonte y Colmenero, en una de las conversaciones F. HERAS

Contra ese «periodismo a la carta del contador de visitas» y contra el indicador de la repercusión en las redes sociales se alinearon también otros participantes en las jornadas organizadas por la Fundación Godofredo Garabito, el Ayuntamiento, la Universidad y la Asociación de la Prensa de Valladolid. «Acabaremos siendo juzgados por el número de retweets, me parece una barbaridad», protestó Jorge Bustos, de El Mundo, convencido de que «lo más comercial no siempre tiene calidad». Es más, la relación entre la calidad y difusión en redes es muchas veces inversamente proporcional, criticó el joven columnista, quien lanzó una «llamada a los jefes de la industria periodística a no dejarse atrapar por los mercenarios del retweet».

Pero también hay columnistas que se declaran ajenos a la presión de esas cifras, como Rosa Belmonte: porque los diarios de Vocento «tienen a gala» no publicar opiniones en internet y, en el caso de ABC, lo hace días después de su aparición en papel. A Ricardo F. Colmenero, de El Mundo, le quitó «ese peso» el hecho de que su columna «Si Podemos ganara» se convirtiese en «viral» y la certeza de que no va a superar aquello.

«El colmunismo sin ideas es cháchara. Hay gente capaz de hacer una columna encadenando frases bonitas, pero no explica nada»

Ignacio Camacho

En otra mesa redonda de las jornadas, otro columnista de ABC, el burgalés Ignacio Ruiz-Quintano , se mostró partidario de apartar el periódico en papel del juego de Twitter. Como sus compañeros de conversación, Rubén Amón, de El País, y Emilia Landaluce, de El Mundo, Ruiz-Quintano se declaró tuitero, «pero no radical». Amón reconoció que la red social «forma parte del plan de trabajo», aunque «si pudiera» no estaría en esa plataforma, en la que ha llegado a recibir amenazas. En todo caso, rechazaron que las preferencias de los usuarios de las redes condicionen el lenguaje periodístico.

Las jornadas dejaron claro, como expuso Camacho el primer día parafraseando a Martínez Albertos , que «hay tantos columnismos como columnistas». En el caso del articulista de ABC, cree que el género «no es un material literario, sino de interpretación e influencia». «El columnismo literario hoy no tiene sentido», «el columnismo sin ideas es cháchara», sentenció. También dio por buena la regla de Santiago González de no utilizar la primera persona: lo contrario demuestra que «o eres Umbral o eres gilipollas». «Aunque hay gente que lo hace y, además, lo hace bien», matizó.

«Para sobrevivir, el periódico tiene que estar bien escrito. Las exclusivas a los dos minutos de la web ya se han fusilado»

Rosa Belmonte

También se escucharon voces que quitaron hierro al asunto. «Cuento las tonterías que me pasan y tengo bastante éxito», reconoció Ricardo F. Colmero. Mucha más trascendencia quiso darle Jesús Nieto Jurado, de El Norte de Castilla y El Español, convencido de que «el columnismo es lo que va a salvar al periodismo, además del reporterismo».

En lo que sí hubo unanimidad es en la búsqueda de calidad como tabla de salvación del periódico en papel. No hay otra fórmula que agarrarse a «la palabra bien escrita y la historia bien contada», expuso Camacho. Que un periódico esté bien escrito es, según Rosa Belmonte, más importante incluso que publicar exclusivas, «que a los dos minutos de ponerlo en la web están fusiladas». «Si la industria periodística se salva, la salvará la escritura», remachó Jorge Bustos, para quien la clave está en «la mirada y el estilo».

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