Vicente Ángel Pérez - Corazón de León

Colinas, a los 70

«Aquí comenzó todo, junto a esas riberas del Órbigo y en esas laderas con pinares y encinares que van ascendiendo hasta la cima del Teleno»

El 30 de enero Antonio Colinas cruzó el umbral de los setenta años con la mente y el corazón muy despiertos. No le duele la edad, ha dejado escrito: «Por el contrario, el día de nuestro cumpleaños, miramos hacia atrás y nos tranquiliza el haber trabajado mucho, y en una actividad que amamos. Comprendo que he sido lo que quería ser y ahí están esos sesenta libros en primera edición , la dura labor de traducción, los muchos años de crítica literaria y de artículos, que se abrieron en 1972, con una entrevista que le hice en Italia a Eugenio Montale». Para celebrar la entrada en la nueva década de su vida y, al tiempo, para corroborar la lucidez de su mente y de su corazón, Colinas ha regalado a sus fieles lectores su nueva obra, «Memorias del estanque» (Siruela), un libro «que pone de una manera clara lo que siempre he defendido: la unión de vida, literatura y conocimiento».

Antonio Colinas, poeta «novísimo» «veneciano» y ya clásico, salió adolescente de su La Bañeza natal para pasearse por el universo, abrevar en culturas diversas, enriquecer y agrandar mente y corazón, esculpir y moldear las más hermosas palabras, los más profundos versos, los más eternos sentimiento en un afán menestral al que ha dedicado medio siglo de su vida; de una vida que lo ha devuelto, desde su inspirador y amado Mediterráneo, a la orilla del río Órbigo , a su cuna: «A estas alturas de mi vida creo que también ha sido muy significativo el retorno a mi tierra, estos últimos veinte años en los que parece que se cierra un círculo que aquí se abrió hace setenta años. Aquí comenzó todo, junto a esas riberas del Órbigo y en esas laderas con pinares y encinares que van ascendiendo hasta la cima del Teleno».

Es fama que la provincia leonesa es tierra generosa en donar literatos a la cultura española y universal: Leopoldo y Juan Panero, Ricardo Gullón, Eugenio G. de Nora, Antonio Gamoneda (hijo adoptivo), Luis Mateo Díez, Juan Pedro Aparicio, Luis Alonso Luengo … y tantos otros, incluso en las jóvenes generaciones que mantienen encendida la llama de la pasión literaria que siempre ha palpitado por estos lares.

El nombre y la obra de Antonio Colinas son, en estos momentos de un siglo XXI errático en la brújula cultural, una referencia sólida, cimentada en una vocación que sigue exprimiendo así pasen setenta años. La mochila de Colinas rebosa conocimientos, vivencias, palabras… y la pasea, por suerte para sus paisanos leoneses y para la cultura española, con la mente y el corazón despiertos, muy despiertos. Es un lujo para La Bañeza este hijo que ya forma parte del patrimonio universal de la poesía. Buena ocasión, este fin de semana en el que la ciudadanía interesa por los libros, regalarse las «Memorias del estanque» que Colinas ha regalado a la literatura.

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