Jesús García Calero
El claustro
«El Obispado de Segovia no ha explicado a los vecinos de Santa María la Real de Nieva por qué les demanda»
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Los vecinos de Santa María la Real de Nieva (Segovia) han prestado latidos, cultura y vida durante muchas generaciones al hermoso claustro del pueblo. Está pegado al alma de cada uno , como la luz a sus capiteles, de manera que no pueden separarse, no se entienden extrañados. Es la cuadratura del círculo de la vida en una comunidad, en la que también yo nací.
El monasterio fue expropiado durante la ineficaz desamortización del siglo XIX. Y la propiedad fue entregada al Ayuntamiento según consta en la Gaceta de Madrid de 24 de octubre de 1842 . Pero eso es historia y haríamos bien en seguir creyéndolo. La memoria de los monjes dominicos y sus rezos se ha hecho piedra y es de todos. Porque todos -quien más, quien menos- hemos seguido dando vueltas a nuestros problemas circundando los capiteles de ese claustro. Rezar, pedir, latir, mientras la luz del sol también giraba con nosotros. Pedir no es exigir.
La memoria hace círculos . Durante más de un siglo el claustro vivió desde plenos consistoriales a recreos de los niños y veladas culturales -yo mismo participé de niño en ellas-. Así, entre canciones, vuelo de vencejos y el crotorar de las cigüeñas, los días y los años nos hicieron y deshicieron como somos. Es ley de vida.
Hace 15 años, un nuevo párroco, Alfonso Águeda , trató de poner al Obispado como propietario del claustro. Mi padre, Eusebio García , era alcalde y plantó cara. Hizo gestiones y se aclaró que el claustro es del Ayuntamiento. Nunca le vi tan enfadado como cuando me contaba cómo se enteró de las intenciones de la Iglesia. Ahora, el párroco llama «maniobra» a aquella defensa de los bienes públicos. Está en su derecho.
Ha quedado empequeñecida por la maniobra del Obispado que, después de aprobar los términos de un acuerdo amistoso para solucionar el problema, ha preferido romper la palabra ratificada y presentar una demanda contra el pueblo. Porque el Ayuntamiento representa aquí al pueblo entero . No han explicado los motivos de ese cambio a los vecinos. Ellos han apoyado casi unánimemente al alcalde para que haga frente al litigio. La tranquilidad y la convivencia están en juego . Si Dios quiere, ganarán la demanda.