Las ciudades se ralentizan a 30 km/h en busca de una «movilidad sostenible» en «calles llenas de vida»
Este martes entra en vigor la norma que obliga a reducir los límites de velocidad para los vehículos
El Gobierno central defiende que repercutirá en una menor siniestralidad y contaminación
Las multas que pondrán por saltarse los nuevos límites
Desde este martes en las vías urbanas no se podrá circular a más de 20 kilómetros por hora en aquellas calles que dispongan de plataforma única con la acera, a más de 30 en las de un único carril por sentido ni a más de 50 en las que tengan dos o más carriles por sentido de circulación. Son los nuevos límites de velocidad establecidos en la última modificación de la normativa de Tráfico a la que las ciudades han tenido seis meses para adaptarse. Unos cambios con los que desde el Gobierno se aspira a reducir la siniestralidad y la contaminación de grandes urbes.
A 50 kilómetros por hora el impacto de un vehículo contra un peatón tiene en más del 80 por ciento de los casos el fatal desenlace del fallecimiento de la víctima. Sin embargo, a 30 kilómetros por hora , el porcentaje cae hasta el diez por ciento. Es una de la cifras esgrimidas este lunes por el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, en la presentación en Valladolid de este nuevo escenario rodado con el que aspira a «calles llenas de vida», no sólo por la reducción de siniestros -en 2019 murieron 519 personas en sobre el asfalto de las ciudades, un 19 % más que en 2018 mientras los decesos en carretera bajaron-, sino por una transformación del entorno que entiende que será «más humano» y con una «mayor interacción».
Asimismo, ha defendido la medida como «saludable ». Y es que la otra gran ventaja que permitiría esta ralentización de las ciudades es la reducción de las emisiones de CO2 , así como el ruido ambiental con un tráfico a menor velocidad y «más fluido», aunque pueda sonar «paradójico», ha defendido, por su parte, Óscar Puente, el alcalde de Valladolid , donde este lunes Grande-Marlaska ha dado la bienvenida al cambio normativo hacia una «movilidad sostenible».
Valladolid, ha defendido Marlaska, es una de las ciudades en las que «desde hace tiempo» se comenzó a reducir la velocidad adelantándose a la normativa. «Muchos municipios» ya habían tomado medidas en esta dirección con las llamadas «Zona 30» y en los últimos meses han desarrollado una campaña a contrarreloj para adaptarse a los nuevos límites, aprovechando en algunos casos una cuarentena que dejó el asfalto huérfano de tráfico. Un proceso en el que el ministro ha ensalzado la labor de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP).
El incumplimiento de los límites implicará sanciones económicas a determinar en cada caso por las administraciones locales. Multas que no buscan un «efecto recaudatorio» pero que Grande-Marlaska entiende que son «necesarias» para garantizar el cumplimiento de las normas en seguridad vial.
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