Guillermo Garabito - La sombra de mis pasos
Una ciudad gótico ombliguista
«Que las autonomías no estén de moda no quita para la solidaridad; esa que a Puente se le escurre por Twitter o cuando le ponen un micrófono delante»
A Valladolid sin Castilla no hay quien la entienda. Una Valladolid con vocación de expansión y nuevos mundos. Nunca al revés. De ahí que Valladolid no pueda ser ombligo de si misma. ¡Menudo oxímoron! Casi herejía. Un ombligo en el que quiere convertirla Óscar Puente , a imagen y semejanza del suyo. Valladolid, con su historia y sus oropeles, siempre abierta al resto. Pero luego habla nuestro alcalde y Valladolid sigue siendo «fachadolid», como si mirase por encima del hombro al resto de las ciudades vecinas. Porque «fachadolid» no era un invento de León de la Riva , sino de su soberbia que nos dejó bien encarnada en Óscar Puente.
Y menos mal que la ciudad tiene aguante y soporta los envites que le pegan sobre todo los suyos. Como cuando se reúne nuestro alcalde en Madrid para captar inversiones y potenciar los polígonos industriales. Y en vez de vender la ciudad del Pisuerga y sus bondades, cuentan los que estaban que se puso estupendo y en un ataque de vanidad les dijo que él no iba a enrollarse, que en resumidas cuentas debían decantarse por Valladolid -mientras sacaba su teléfono móvil- porque él tenía linea directa con Pedro Sánchez . Fiar Valladolid y su prosperidad al futuro de Pedro Sánchez es una misión suicida. Y de misiones suicidas va viviendo, de momento, el sanchismo.
Ahora viene nuestro alcalde y dice que la Junta de Castilla y León debería apostar más «por la capital vallisoletana», por encima del resto entiéndase. Y así sigue, mes tras mes y titular tras titular, edificando un Valladolid en un nuevo estilo que nada tiene que ver con la belleza del gótico isabelino. Un estilo que bien podría denominarse gótico ombliguista . Pero que las autonomías no estén de moda no quita para la solidaridad; esa que a Puente se le escurre por Twitter o cuando le ponen un micrófono delante. Para ser alcalde de Valladolid conviene entender el carácter de los castellanos, sobre todo lo de la sobriedad.
Y se ve que las recetas de Puente para retener población no funcionan ni siquiera en lo suyo, que es el Ayuntamiento. Y la ciudad pierde habitantes y Óscar Puente pierde a los suyos en el Ayuntamiento . Anunciará estos días nueva remodelación de su entorno de confianza, su jefa de prensa, su jefe de gabinete… Otra vez. Y van tres cambios en los mismos puestos, que son muchos, en tan sólo cuatro años. La anterior remodelación la justificó diciendo que escogía un nuevo equipo de cara a las elecciones y a llegar lo mejor preparado posible. Y se ve que o el equipo no era tan bueno o no ha tenido, el equipo, el suficiente aguante. Porque ya se les hace difícil aguantar a los vallisoletanos, que cada vez son más los que lo cercioran… imagínese el lector a los que trabajan allí a diario.
Óscar Puente sólo quiere ser alcalde de la ciudad, dice. Ya podía haber querido ser entrenador de futbol, que es un oficio dónde, ido Mourinho , sí se echa de menos -literariamente-, algún soberbio.