Luis Jaramillo - Punto de vista
Cierre de filas
«Actos de este tipo, aunque sean informales,(...) contribuyen a proyectar la imagen de Mañueco como candidato del partido»
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Nunca habían estado juntos en un acto regional. Desde que dejó la Presidencia de la Junta de Castilla y León, José María Aznar no se ha prodigado en la oficialidad de nuestra comunidad. Ni siquiera vino a recoger la Medalla de las Cortes de Castilla y León. Sin embargo, ha sido el propio Aznar el promotor de la celebración de los 30 años de la victoria del PP en nuestra región, juntando a Jesús Posada, Juan José Lucas y Juan Vicente Herrera, todos los presidentes que ha tenido el partido en la Junta desde la victoria en junio de 1987. Asistió también como invitado Alfonso Fernández Mañueco, actual presidente del PP de Castilla y León, y con casi total seguridad candidato de su partido en las próximas autonómicas.
Poco ha trascendido de un encuentro que ha sido calificado como informal y del que solo hay testimonio gráfico, pero la presencia en él de Fernández Mañueco se puede interpretar como un fuerte respaldo del partido a su candidatura a la Junta, con la que el partido espera seguir gobernando esta comunidad.
Se produce además este encuentro en un momento de cierta frialdad en las relaciones entre José María Aznar y el partido de Mariano Rajoy, incluso con acusaciones de coqueteo con Ciudadanos. Sin embargo el hecho de que Aznar quiera señalar que el PP lleva rigiendo los destinos de Castilla y León durante 30 años, evidencia su identificación con el proyecto que impulsó desde esta misma tierra.
Actos de este tipo, aunque sean informales, tienen un fuerte simbolismo político y mucho más en este momento donde las elecciones no se ven lejanas. Además, contribuyen a proyectar la imagen de Mañueco como candidato del partido, ya que su gran reto es estar en una futura foto, pero ya como presidente de la Junta de Castilla y León.