Cien años de Delibes, el autor comprometido con el mundo

En el centenario del nacimiento del literato vallisoletano, seis escritores de Castilla y León recuerdan la huella que ha dejado en la literatura española y universal

HERAS

H. DÍAZ

El número 12 de la Acera de Recoletos, frente al Campo Grande por donde luego tantas veces paseó, era testigo del nacimiento de Miguel Delibes. Con motivo del centenario de su nacimiento, ABC ha preguntado a seis autores de Castilla y León cuál sigue siendo su obra preferida del autor vallisoletano y qué legado creen que se mantiene vivo de él en la literatura española y universal y estas son sus respuestas:

Rubén Abella:

«Delibes sigue vivo porque en su obra cabemos todos»

¿Cuál sigue siendo su obra preferida de Miguel Delibes y por qué?

Más que una obra en concreto, para mí Miguel Delibes es una voz, un océano narrativo que me baña desde que tengo memoria. La novela suya que más me conmovió de adolescente fue «El camino». Me tuvo meses cavilando sobre el porvenir y sobre ese concepto tan abstruso que es «el progreso». De adulto me han impresionado sus Viejas historias de Castilla la Vieja, un libro que, sorprendentemente, había pasado por debajo de mi radar lector y que hoy me parece magistral por su perfecta mixtura de lo universal y el terruño. Lo leo y, entreveradas en sus palabras, leo también a Juan Rulfo y William Faulkner.

¿Qué legado o huella de Delibes cree que se mantiene vivo en la literatura española y universal diez años después de su muerte?

Delibes nos enseña que hay grandes historias en las vidas pequeñas. También que para hacer literatura con mayúsculas no hace falta alambicar el lenguaje. Basta con usar, como él dijo alguna vez —y puede que esta cita sea apócrifa, pero es tan luminosa que la transcribo de todos modos—, «las palabras que son». Diez años después de su muerte, Delibes sigue vivo porque en su obra cabemos todos.

Esperanza Ortega:

«Hoy hubiera clamado contra el dilema falso de elegir entre salud y economía»

¿Cuál sigue siendo su obra preferida de Miguel Delibes y por qué?

Aunque yo sea una absoluta urbanita, las novelas que prefiero de Miguel Delibes son las de ambiente rural. Es en ellas donde más me atrae la conversación con los personajes. Su lenguaje parece ser el resultado de la fusión entre el arte de la escritura de Delibes y la gracia del habla popular. Por eso me gustan tanto «El camino», «Las ratas», «Diario de un emigrante», «Los santos inocentes», y relatos como «Los nogales» y «La mortaja». Aunque si tuviera que elegir únicamente una novela me quedaría con «Las ratas». Es una novela que transformó mi forma de entender el mundo, que me hizo pensar, me obligó a guardar silencio cuando la terminé y dejó en mí una huella emotiva perdurable. Al Nini no se le olvida fácilmente. Quizá porque la leí cuando era muy joven, en el momento en que la literatura se vive con más intensidad.

¿Qué legado o huella de Delibes cree que se mantiene vivo en la literatura española y universal diez años después de su muerte?

Mi opinión es que lo que distingue especialmente a Delibes de otros grandes escritores, aquello que él me ha aportado como lectora, es el interés, respeto y cariño por los débiles, por los que se llevan la peor parte en el reparto social o sobreviven en una naturaleza que no ha sido con ellos nada generosa. Me refiero a los «tontos» como el Azarías de «Los santos inocentes» o «Nilo el joven», de «Los nogales», o también los niños pobres, como el Nini de «Las ratas» o el Senderines de la «La mortaja». La delicadeza de estos personajes -pues son delicados a pesar de enfrentarse a un mundo hostil- contrasta con la rudeza que los rodea. Los textos de Delibes rezuman indignación ante la injusticia. Su relación con los animales, seres que tampoco saben fingir, es emocionante en todos ellos: el Azarías con su milana, el Nini con su zorrito… Valores como la compasión, que no está reñida con la obstinación por la supervivencia, aparecen también en sus ensayos, en los que Delibes nos advierte de los peligros del llamado «progreso». No olvido su Discurso de entrada en la RAE, en donde anticipó muchos de los problemas con los que hoy nos enfrentamos por haber puesto los intereses económicos por delante de la vida. Hoy hubiera clamado contra el falso dilema de elegir entre la salud y la economía, aunque quizás hubiera preferido escribir una novela y que fueran sus protagonistas los que nos hicieran las preguntas que cada lector debe responder con honradez. Esa capacidad de sus textos para plantearnos problemas es el gran valor de la escritura de Delibes.

José Antonio Abella:

«No tiende trampas al lector; no las necesita para atraparle»

¿Cuál sigue siendo su obra preferida de Miguel Delibes y por qué?

«El camino» sigue siendo mi obra preferida de Delibes. Bajo la apariencia de una simple novela juvenil subyace la visión profunda de un mundo en extinción, una declaración de amor a la naturaleza, ese trasfondo ético presente en toda su obra, y un afán por encontrar o no perder el sentido de nuestra vida. Es además una obra de enorme frescura, escrita con ese lenguaje sencillo y riguroso que caracteriza a su autor. Creo que quien lea o relea esta novela no dejará de preguntarse si es posible el regreso a otro estilo de vida más acorde al orden natural de la creación y a la conquista de una felicidad íntima, menos dependiente del progreso tecnológico que de nuestra capacidad para sorprendernos ante los pequeños milagros de la vida.

¿Qué legado o huella de Delibes cree que se mantiene vivo en la literatura española y universal diez años después de su muerte?

Delibes es uno de esos escritores honrados con su trabajo y, por lo tanto, con sus lectores. Su escepticismo ante los señuelos del progreso es parte esencial de su compromiso con el mundo, con la naturaleza y con el ser humano. También con el idioma, que en sus obras es un ejemplo de transparencia y precisión, con la poesía justa. Delibes no tiende trampas al lector, no las necesita para atraparle. Crea historias sin (o con muy leves) artificios, de una sencillez aparente, que llegan sin rodeos al corazón y al intelecto del lector. Hay también en ellas una crónica de su tiempo, que ya no es el nuestro en ocasiones, pero que no por ello las ha hecho envejecer. Y este es un conjunto de dones solo reservado a los grandes clásicos.

Antonio Colinas:

«Su obra y su persona son inseparables, algo que no se puede decir de muchos escritores»

¿Cuál sigue siendo su obra preferida de Miguel Delibes y por qué?

Es difícil elegir uno solo de los libros de Miguel Delibes. Por eso, prefiero guiarme por razones muy entrañables, de predilección como lector. En este sentido, recordaría su libro «Mis amigas las truchas». También podría haber citado otro libro en la misma órbita creativa: «Mi vida al aire libre», o sus «Diarios». Con ello me estoy refiriendo a que valoro mucho en Delibes la comunicación de su vida con la naturaleza, su temprana sensibilidad ecológica, la fusión en él entre literatura y vida. No olvidaré que asistí a su discurso de ingreso en la Real Academia gracias a una invitación que me proporcionó mi maestro Vicente Aleixandre. En aquel discurso sentí yo latir especialmente ese Delibes que se preocupó por la salud del planeta desde el origen de su tierra

¿Qué legado o huella de Delibes cree que se mantiene vivo en la literatura española y universal diez años después de su muerte?

Creo que de él nos queda, perdura y perdurará, un humanismo de raíces muy profundas, que encontramos no solo en esa sensibilidad suya hacia la naturaleza sino también en los personajes de sus novelas o en su fidelidad hacia al mundo rural y sus problemas, tan vivos hoy y tan de actualidad. Una ética, en definitiva, encuentro yo en su legado, en el sustrato de todos sus libros. Ética a la que también supo dar cauce desde su labor periodística. En Delibes su obra y su persona son inseparables, algo que no se puede decir de muchos escritores.

Óscar Esquivias:

«Su estilo propio e inconfundible me parece decisivo para la pervivencia literaria»

¿Cuál sigue siendo su obra preferida de Miguel Delibes y por qué?

Tengo la sensación de que muchos niños descubrimos a Delibes con «El camino» y que, no solo en mi caso, mantenemos nuestra devoción por esta obra poética y delicada que conecta muy bien con la sensibilidad infantil. Cuando alguien joven me pregunta por qué libro empezar a leer a Delibes, siempre le recomiendo «El camino».

¿Qué legado o huella de Delibes cree que se mantiene vivo en la literatura española y universal diez años después de su muerte?

En nuestra sociedad, quizá de forma circunstancial, se ha renovado el interés por la España rural y por la naturaleza, y en ambos aspectos la obra de Miguel Delibes es una referencia ineludible, como testimonio de un mundo pasado pero también como inspiración para el presente, porque sus palabras están llenas de amor y sabiduría. Además, su obra permanece como un modelo de precisión y expresividad en el uso del lenguaje. Tener un estilo propio e inconfundible, como es el caso de Delibes, me parece decisivo para la pervivencia literaria.

Fermín Herrero:

«Sus profecías sobre el progreso desbocado se están cumpliendo por completo»

¿Cuál sigue siendo su obra preferida de Miguel Delibes y por qué?

La primera obra de Miguel Delibes que leí –por obligación, en el instituto – fue «El camino». Me gustó, pero sólo en las relecturas posteriores he apreciado en sus justos términos, creo, su valor. Todo lo que escribió fue excepcional. Recuerdo que «Diario de un cazador» –la primera que leí por gusto – me impresionó sobremanera, sobre todo por el estilo. También por el lenguaje y su articulación, si me dieran a elegir uno de sus libros, optaría por Viejas historias de «Castilla la Vieja».

¿Qué legado o huella de Delibes cree que se mantiene vivo en la literatura española y universal diez años después de su muerte?

Delibes es un escritor absolutamente decisivo en la literatura española del siglo XX, por desgracia me parece que con una repercusión escasa en la hispanoamericana y mínima en la universal. Nadie como él ha retratado el tiempo de posguerra y el del desarrollismo franquista hasta la transición, desde luego en el campo pero también en las ciudades españolas de provincias. Y ni que decir tiene que su imagen de Castilla, a través de tantas y tan inolvidables narraciones, de personajes de una pieza, es indeleble y quedará para siempre. Por añadidura, sus profecías sobre las consecuencias del abandono de nuestra tierra en beneficio de las periferias centrífugas, del progreso desbocado o de la explotación de la naturaleza se están cumpliendo por completo.

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