Fernando Conde - Al pairo
El chistoso Fernández
«Negarse a apoyar la actuación de la Guardia Civil y del CNP en los sediciosos sucesos del 1-O, como han hecho Podemos e IU esta semana en las Cortes, constituye un error de bulto»
![El chistoso Fernández](https://s1.abcstatics.com/media/espana/2017/10/22/fernando-conde-kDsF--100x110@abc-kh3--160x110@abc.jpg)
Dice el inefable Pablo Iglesias que él no puede decir «España» porque la identidad España para la izquierda (esa izquierda que él considera de su propiedad, y que pretende desplazar al PSOE de su espacio natural hasta, como un cáncer, fagocitarlo) está perdida. Hay que agradecerle tanta sinceridad al amado líder, aunque estas declaraciones las hiciera frente a un pequeño grupo de afines y ante la indiscreta cámara de un móvil. Pero ésa es la verdadera cara de quien pretende gobernar un país cuyo nombre no puede oír sin un escalofrío -y que me perdone Cernuda-. Alguien que ha dado ya sobradas muestras del odio que alberga hacia su tierra de nación; alguien que sólo habla de España cuando cree que puede cosechar algún que otro voto despistado; alguien que en verdad es sólo un oportunista sin escrúpulos vendiéndose como adalid de la regeneración y la pureza. ¡Pura filfa!
Pero el problema, no menor, se agrava y se agranda considerablemente cuando ese relativismo moral y ese odio se extienden entre quienes representan los intereses de Iglesias en otros lugares, por ejemplo, (un, dos, tres, responda otra vez) Castilla y León. En Castilla y León la voz de Iglesias se llama Pablo Fernández , un clase media con buen olfato político, pero al que en ocasiones, ya sea la férrea disciplina del pensamiento único, ya las excesivas ganas de eclipsar a sus adversarios y competidores en rojo (Tudanca y el casi extinto Sarrión), le empujan a una falta de contención cuando no a una incontrolada facundia. Y no es malo que en una tierra donde el mismo partido lleva gobernando tres décadas haya alguien que les sacuda el polvo y les mueva, aunque sea de vez cuando, la silla. Pero con sentido común.
Porque cuando se pierde aquel en una comunidad como ésta, el personal huye. En Castilla y León la defensa de lo español y de aquellos que tienen la encomienda social y constitucional de hacerla efectiva es cuestión de principios e identidad. Por eso, negarse a apoyar la actuación de la Guardia Civil y del CNP en los sediciosos sucesos del 1-O, como han hecho Podemos e IU esta semana en las Cortes de Castilla y León, constituye un error de bulto . Se supone que Podemos es una formación de base democrática y asamblearia. Por eso se entiende mal que sus franquicias actúen con esa disciplina stalinista o como si Iglesias fuera el rey Juan I (es decir, el Kim Jong-un) de los norcoreanos. Fernández debería ser más libre para actuar . Podemos e IU se columpiaron, y la justificación de por qué se habían negado a dar su apoyo fue de chiste. Y lo peor que puede ocurrirle a un parlamentario es que lo tomen por chistoso.