Antonio Piedra - No somos nadie
El chavista
«Si Rodríguez vive más en Venezuela que en León, es precisamente por eso: porque Maduro le llama presidente a todas horas...»
Los de León, según contaban ayer políticos responsables del viejo reino, están que trinan con José Luis Rodríguez Zapatero . Por más que les advierto que lo del expresidente es lo más parecido a la señorita Cassandra -una especie de broma con bigotes-, me responden indignados, y añaden que de eso ni hablar: que la cosa es seria, porque «definitivamente Zapatero se ha vuelto chavista ».
¡Menudo descubrimiento! José Luis en el hondón lo fue siempre. Ocurre que tiene el problema de todo expresidente del Gobierno en la España invertebrada: que está en el limbo de la política, y por esto ya no distingue el bien del mal. Le basta con que le reciban al toque floreado de presidente, y ya está: ¡pelillos a la mar!
Si Rodríguez vive más en Venezuela que en León , es precisamente por eso: porque Maduro le llama presidente a todas horas, y entra en el palacio de Miraflores como Pedro por su casa.O en todo caso como lo hacían Monedero o Iglesias cuando el Orinoco del Comandante inundaba un horizonte de expropiaciones. Y esto para el leonés de la Legio VII Gémina equivale a un ascenso permanente con grado de general de cinco palomas, que es el modo populista que tiene ahora el chavismo para contar los picos de las estrellas.
La metáfora encandila tanto al controlador de nubes de León, que se derrite ante Maduro . En este glorioso dos de abril, ya sin democracia, José Luis -embobado porque ha nacido una orquídea mariposa en la ventana oeste del palacio presidencial- le dice a Nicolás: oh, poesía madura eres tú.
Emoción apabullante. Incluso cuando el dictador, golpista, asesino y represor, suprime de un plumazo la Asamblea Nacional y la vuelve a reponer, elegida democráticamente por mayoría absoluta.
Esto para Rodríguez Zapatero es como… Me rindo. No sé cómo decirlo sin herir un poco o un mucho su gran sensibilidad poética. Nada tan magistral como su propio verso de pie quebrado: esto no es más que «un momento de dificultad».
Cosquilleantes palabras al vuelo. O lo que es lo mismo: la demagogia en política es mucho más tonta, mostrenca e insufrible de lo que realmente parece. Estos arrumacos del ex presidente leonés con el chavismo recuerdan, con las oportunas distancias claro está, los zureos de paloma que lanzaba Joseph Goebbels -el agitador de masas de Hitler-, cuando jugaba a la ruleta en momentos de máxima dificultad como ahora.
En semejante trance decía el nazi sobradísimo: hay que «cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque» ¿Y cómo, se preguntaba el gran experto en ingeniería social? Pues como Maduro ayer sábado: «Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan». Algo que Zapatero ya no podrá hacer ni en Venezuela por haber liderado, a favor de Maduro, un diálogo frustrante y trufado. Y menos aquí donde democracia con chavismo avergüenza.