Antonio Piedra - NO SOMOS NADIE
Catas
Estamos hartos de incoherencias, petulancias, de propuestas de bachilleres, y de incertidumbres adolescentes centradas en las evoluciones del acné
Como los políticos de la investidura -PSOE, Ciudadanos y Podemos- semejan pasifloras en melonar que de día preñan chorradas y de noche las abortarán, pues estamos hartos de incoherencias, petulancias, de propuestas de bachilleres, y de incertidumbres adolescentes centradas en las evoluciones del acné. Así que, desde Castilla y León, donde la cata de melones y sandías suele ser una faena bastante seria -pero que muy seria para saber la madurez y comercialización del producto-, pues conviene hacer algunas de ellas por una razón convincente: porque allí donde hiciste la cata se va, oh coleguilla, la pasta y el condumio y la cosecha y el futuro.
Las catas que lleva hechas Sánchez a Rivera -y va para cuatro meses alargando tanto el melón que ya parece un pepinillo- tienen un raro sabor. La última dentellada le parece insípida al socialista. Como no firme mañana lunes otras doscientas capitulaciones con Ciudadanos -y el melonar disminuye hectáreas con la misma proporción que el nenuco pierde frescura-, esto va camino de repetir hasta el infinito las bodas de Camacho donde ya se advertía que ojito con casarse dos veces sin saber lo que se hace. El «puro cambio» que Sánchez quiere amañar con Podemos, cada día que pasa es menos cambio y más Óscar López. O sea, un experimento que acabó en Castilla y León como el rosario de la aurora. Ayer sábado ya le advirtió Susana Díaz que «puestos a hablar de errores se me ocurren otros muchos». La retahíla es enorme.
A Ciudadanos las catas no le sientan bien porque, como he dicho, lo suyo es el olor. Un olor a nenuco trascendente y a granel. Como producto patentado por Federico Jiménez Losantos, Albert Rivera se debate ahora entre el ser y la nada. Algo que estuvo muy de moda en mayo del 68. Pero como Rivera no es manufactura del 68 ni tampoco de la Transición, pues ha decaído en aguarrás neutro. De aquí que el propio Losantos dijera el viernes pasado que Albert no es más que otro «maricomplejines» del sistema. ¿Y eso? Evidente. Sus amores y desposorios con Sánchez le han quitado el lustre. La democracia se rige por la aritmética, y construir una democracia sin el PP será Tinel o tonel o tonelete pero jamás democracia.
Las catas de Podemos son realmente prodigiosas. Parecen sacadas de la picaresca cuando apuntaba Guzmán de Alfarache con ese descaro que se comía el mundo: «Cual te hallo, tal te cato». O sea, tal te miro, tal te remiro y tal te relamo. Iglesias todo lo confía a las catas propias del amor entre Sánchez & Rivera. Si el embobamiento llega al más alto grado de abstracción -que Sánchez convenza a Rivera para que sea segundón y se abstenga-, entonces tendremos gobierno populista con todas las variantes del melonar en cata: Colau vicepresidenta de las PR -Pescaderías Reunidas-, e Iglesias ministro de los DPPA o Desahucios Por Puro Amor.