El Castillo de Castilnovo, la vivienda más cara de Castilla y León, sigue a la venta por 15 millones

Casi 6.000 metros cuadrados de superficie con una fortaleza que data del siglo XII. Son las características del inmueble más caro a la venta en Castilla y León. Se trata del Castillo de Condado de Castilnovo (Segovia), junto a la localidad de Villafranca y la carretera SG-205, que desde año 2015 se encuentra a la venta con un precio de 15 millones de euros, lo que supone 5.950 euros el metro cuadrado. El portal inmobiliario Idealista anuncia esta joya arquitectónica, monumento de interés cultural desde 1931. El inmueble se encuentra a una hora y cuarto de Madrid y a 15 minutos de Sepúlveda y Pedraza.

En la actualidad, totalmente equipado y en un estado impecable, se mantiene su uso para eventos. Consta de cinco plantas, dispone de 21 habitaciones (dos de ellas grandes suites); salón real para 300 personas, espaciosas terrazas, patio interior, zona de aparcamiento y biblioteca histórica. En la actualidad, está totalmente equipado y en un estado impecable, pues se mantiene como uso para eventos.

Además del castillo, la finca comprende un coqueto molino-vivienda de 450 metros cuadrados, pradera, varias piscinas; otra casa en forma piramidal; varias naves (actualmente en uso como museos) y capilla.

De estilo gótico-mudéjar, aunque se observan restos árabes, isabelinos y neoclásicos, el origen de la fortaleza no es del todo clara. Algunos investigadores opinan que se remonta al siglo VIII, por obra de Abd-al Rahmán I; otros, sin embargo, se lo atribuyen a Almanzor (siglo X). Si bien no quedan restos de época tan remota, es necesario remontarse a los siglos XII y XIII para datar los arcos apuntados de lado oeste del Patio de Armas.

En el siglo XIV, fue morada de los reyes de Aragón. En el XV, Juan II hizo entrega del mismo a su valido, Álvaro de Luna. Después, fue adquirido por los Reyes Católicos, quienes lo cedieron en dote a una sobrina. Así, entró en el patrimonio de los Velasco, Condestables de Castilla, que adaptaron el castillo al gusto de la época. Ya en el siglo XIX perteneció a la rama católica de la familia Hohenzollern y en 1856 pasó a manos de José Galofré, pintor y secretario de honor de la reina Isabel II. Posteriormente, se convirtió en propiedad de los marqueses de Quintanar.