Castilla y León, el asilo de Europa

La comunidad española registra el mayor número de nonagenarios de toda la Unión Europea. La décima parte de su población tiene cumplidos los 80 años

Asturias y Galicia también son las más longevas

En municipios zamoranos como Peleas de Abajo casi la mitad de la población supera los 80 años de edad REUTERS

ALBERTO FERRERAS

Castilla y León es la región de las 328 que estudia Eurostat en todo el continente que acapara mayor porcentaje de la llamada «cuarta edad» o población de más de 80 años, un 9,5% del total (231.000 personas). Le sigue de cerca Liguria, al norte de Italia; Asturias, en tercer lugar; Limousin (Francia, en el cuarto); y Galicia, quinta. Los 45.000 nonagenarios castellano y leoneses la encaraman a la primera posición de todo el continente también en esta comparativa, lo que supone que uno de cada cincuenta habitantes de esta autonomía ya ha celebrado su noventa cumpleaños.

Ejemplo de este «reino de la gerontocracia» es el pueblo zamorano de Santa María de Valverde. Solo son 55 habitantes, según el último censo, y 25 de ellos son octogenarios y nonagenarios. El suyo es un caso extremo de una localidad que da sus últimos suspiros de vida, pero su situación puede repetirse en los próximos años en muchos otros municipios de Castilla y León, de acuerdo con la estadística continental y sobre la que da la voz de alarma la Fundación Renacimiento Demográfico.

Los datos de Eurostat llaman la atención sobre la senectud en ese vasto territorio que constituye la región más grande de la Unión Europea (UE). Unos datos palpables al visitar cualquier aldea del medio rural castellano y leonés, donde apenas quedan niños y la mayoría son personas jubiladas, lo que ha hecho que hasta en algún caso se hayan sustituido los columpios y las zonas de juego infantil por parques biosaludables con elementos de gimnasia para mayores.

El sacerdote Teo Nieto, que presta servicio en la comarca zamorana de Aliste, rayana con Portugal, una de las más despobladas y envejecidas del territorio europeo, confiesa que las personas mayores viven el envejecimiento y el vaciamiento progresivo de los pueblos «con cierta resignación» ya que están «muy acostumbrados a los palos de la vida» y piensan que la situación ya no tiene remedio, por lo que dejan que siga su curso e intentan disfrutar ellos de la vida rural mientras puedan.

Ejemplo de esa resignación en el ocaso de la vida es el de Elvira Álvarez, de 94 años, que ha visto languidecer su pueblo, Olleros de Tera, en el que «casi todos son viejos» y ahora ella, desde la residencia de mayores en la que vive, le pide a la Virgen para que la lleve. «No quiero estar aquí», dice.

Eutanasia social

Para referirse al fenómeno del envejecimiento y la despoblación, Teo Nieto habla de «eutanasia social», porque «se está ofreciendo una muerte dulce y asistida a los pueblos», algo a lo que este sacerdote se resiste. Por ello, ha sumado fuerzas con casi medio centenar de asociaciones rurales de Zamora para, juntos, «atajar el problema de raíz».

Varias personas mayores reunidas en el municipio de Peleas de Abajo M. ÁLVAREZ

Para que provincias como esta (la más castigada por el «invierno demográfico», que suma tres muertes por cada nacimiento) y comunidades como Castilla y León logren revertir la situación, este sacerdote que es, a su vez, portavoz de la Coordinadora Rural de Zamora, considera que lo primero que hay que hacer es desactivar la desesperanza y luego, a través del tejido asociativo, luchar por medidas concretas como disponer de buenas conexiones a internet que permitan el «teletrabajo» desde los pueblos, invertir en iniciativas de ocio en el medio rural, reducir la carga burocrática para quienes emprenden en estas zonas y establecer una discriminación positiva en la fiscalidad. Sólo así -considera- se logrará frenar el envejecimiento que azota especialmente al noroeste español, donde «cada vez somos más mayores y menos jóvenes», constata la octogenaria Soledad García González.

«Casi todos somos viejos. Le pido a la Virgen para que me lleve. Yo no quiero estar ya aquí», sostiene Elvira, de 94 años, que vive en el municipio de Olleros de Tera

A sus 83 años Soledad vive en la residencia de mayores de Peleas de Abajo, uno de los municipios zamoranos con población más envejecida. Con 274 habitantes, en esta localidad de la Vía de la Plata hay casi un centenar de mayores. El problema es más grave en Santa María de Valverde, donde el 45% de sus vecinos son octogenarios o nonagenarios. El envejecimiento se extiende por todo el noroeste peninsular. Y, lo peor, sin niños que lo repueblen.

Prueba de ello es que entre las dieciocho provincias españolas con mayor edad media de su población, figuran las nueve castellano y leonesas. En cabeza se encuentra Zamora, con 50,7 años de edad media frente a los 43,1 años, que es el promedio nacional.

Elvira Álvarez, de 94 años, vive en una residencia de Olleros de Tera M. ÁLVAREZ

Eso explica que la «cuarta edad» brille en esta zona como en ningún otro lugar de las 37 naciones recopiladas en la estadística elaborada por la oficina europea, que engloba tanto los países de la UE como candidatos a entrar en la Unión como Serbia o Turquía y países de la asociación europea de libre comercio como Noruega o Suiza.

Esta radiografía gerontológica de Europa descubre que en 2017, según datos del Eurostat, la región de Liguria, en la costa del noroeste de Italia, tenía, junto a Castilla y León, la concentración más alta de personas mayores de 80 años, con el 9,5% del total. En Castilla y León eran el 9,5% (que el INE elevó al 9,6% en 2018), lo que supone que prácticamente uno de cada diez ciudadanos de la región sea octogenario, nonagenario o centenario.

La juventud turca

El tercer puesto del listado de Eurostat lo ocupó Asturias con el 8,82% de habitantes de avanzada edad, seguida de la región francesa de Lemousin y de Galicia, donde hay cerca de 237.000 censados con más de 80 años, para una población de 2,7 millones de personas, según datos del año 2017.

En el extremo contrario se encuentra el este de Turquía. El envejecimiento de la población se vive sin preocupaciones, casi como una bendición. Apenas el 0,7% de sus habitantes tienen más de ochenta años.

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