Fernando Conde - Al pairo
El caso Hinojosa
«El poeta José María Hinojosa fue nada más y nada menos que el introductor y uno de los máximos exponentes del surrealismo en España»

Otro poeta malagueño cuya muerte terrible no se ha mencionado entre nosotros…» , escribe Luis Cernuda en ese maravilloso testamento vital y literario que es «Historial de un libro (La Realidad y el Deseo)». Y esa sencilla frase contiene y explica en buena medida el futuro de la literatura española a partir de 1936. El poeta malagueño de quien Cernuda no sólo lamenta la muerte sino la sordina intencionada de su simple mención , no es otro que José María Hinojosa . Es posible que el nombre de Hinojosa apenas resuene lejano entre las paredes de la memoria de muchos lectores, pero Hinojosa fue nada más y nada menos que el introductor y uno de los máximos exponentes del surrealismo en España -sí, el de Dalí, Miró, Aleixandre, el propio Cernuda, Óscar Domínguez, el Picasso de Dinard o el Buñuel de «La edad de oro», entre otros-.
Bien es cierto que el propio Hinojosa se apartó de la literatura antes de cumplir los treinta y que autores como Bergamín, que antes lo había alabado, o Masoliver ningunearon a propósito su obra y su figura. Pero también que no hay muchos poetas que puedan alardear de tener sus l ibros ilustrados por «pintorcillos» como Benjamín Palencia, Bores, Moreno Villa o Dalí, nada menos. Sin embargo, como vemos y como podemos colegir de las palabras de Cernuda y de la actitud de muchos de sus compañeros de generación, la figura y obra de Hinojosa fue silenciada deliberadamente por los ganadores de la historia de la literatura que paradójicamente -o no tanto- no son los mismos que los de la historia política.
Es evidente que Cernuda le tenía una especial admiración y un sincero cariño al autor de «La flor de Californía» («Málaga es muy agradable; está aquí José María Hinojosa», llega escribir), pero lo cierto es que, desde 1920, Hinojosa formaba parte de la vanguardia poética -Prados, Altolaguirre, Souvirón…- que se reunía en la tertulia del Café Inglés en la malagueñísima calle Larios. Y tras su etapa granadina, había trabado honda amistad con un tal Federico García Lorca , asesinado en Víznar el 18 de agosto de 1936, sólo cuatro días antes de que, contra las tapias del cementerio de San Rafael, unos milicianos republicanos descargaran toda su ira en el cuerpo de Hinojosa, de su padre, de su hermano, de Luis Altolaguirre y de cuarenta asesinados más. Por eso, quizá, en 2016 hubiera sido un gran acierto reconciliar definitivamente las dos Españas en la figura de estos dos grandes poetas, amigos, andaluces, surrealistas y españoles. Pero ahí la memoria histórica demostró una vez más su relativismo tuerto y desmemoriado. ¡Una vez más!