Carnaval 2020 en Ávila: los cucurrumachos y otros ancestrales personajes de sus mascaradas de invierno
El sábado y domingo de carnavales centran los desfiles de las tradicionales mascaradas vinculadas a los pueblos del valle del Tiétar
Ávila, y en concreto la zona oriental de la Sierra de Gredos puede presumir de tener uno de los carnavales más ancestrales de la Península Ibérica. A partir de este próximo sábado por las calles de municipios como Pedro Bernardo, Hoyocasero, Casavieja, Navalosa, Piedralaves, Navalacruz y El Fresno desfilarán curiosos personajes como los cucurrumachos, los harramachos o los marrucheros, cuya presencia en estos tradicionales festejos data en algunos casos del siglo XVIII. Hace casi una década un proyecto denominado Mascarávila, de la mano de la Asociación cultural Siempreviva, se propuso dar visibilidad a estas manifestaciones folklóricas casi olvidadas. El primer paso fue recuperar a los mencionados «Machucheros», mascarada local de Pedro Bernardo, para luego continuar su labor por los pueblos más o menos cercanos.
Hoy estos desfiles, danzas y mascaradas añaden un nuevo atractivo turístico al ya de por sí bello valle del Tiétar. Madera, pelo y piel de animal, huesos o cuernos son algunos de los materiales que se utilizan para dar vida a los estrambóticos personajes que desfilan por las calles de los mencionados municipios abulenses vinculados a la tradición carnavalesca. Éstos son algunos de los principales que recoge el libro.
1) Los cucurrumachos de Navalosa
Esta fiesta tiene su origen en el Domingo Gordo o de carnaval. Visten un mono de «manta pinguera», es decir, de un tejido tradicional confeccionado en los telares de Navalosa. Una tosca máscara realizada con madera y crines de caballo cubre su rostro. A ella añaden otro tipo de elementos naturales como los huesos, los cuernos y las pieles de animales. De su cinturón prenden cencerros y zumbas que van sonando al andar y de su hombro una alforja y un saco lleno de pajan que arrojan a su paso. El atuendo se completa con horcas o estandartes que portan cráneos o huesos de animales.
Estos extraños personajes son acompañados en la comitiva por los «quintos», que visten de traje y sombrero con escarapela y van con la cara pintda con dos coloretes rojos en las mejillas.
2) Los harramachos de Navalacruz
Actualmente están vinculados a los desfiles del Sábado de Carnaval, si bien en el pasado su presencia duraba varios días durante las fiestas carnavaleras. Los hay de diferentes tipos según su vestimenta. Unos se atavían con con sartales de agallones de roble, mientras otros que se cubren con pieles de animales y unos terceros visten con un mono de arpillera o lienzo relleno de heno.
Los harramachos son sólo uno de los personajes de un peculiar desfile donde cada integrante tiene un rol distinto. Así está el denominado «vaquero», en cuyo morral portea un chorizo, pan y vino para premiar a los niños que más estruendo causasen con los cencerrillos, o «la vaquilla», que viste pantalón negro y blusa blanca, cuernos a la cintura y una cencerra a la espalda, y tres cruces en la cara (en la frente y las dos mejillas) y cuya función es la de embestir a las mujeres levantando con los cuernos sus manteos y sus enaguas, en un acto de picardía que antaño revestía cierto erotismo.
3) Los machurreros de Pedro Bernardo
Vinculados también al Sábado de Carnaval, aunque antaño salían cada domingo desde la madrugada del 1 de enero (San Silvestre), cuando daba comienzo el ciclo con la hoguera de quintos, hasta el mes de febrero (Las Candelas), siendo su día grande el Domingo Gordo, o domingo de Carnaval.
Al igual que los anteriores personajes, su vestimenta es muy característica. Hasta la imposición del nuevo servicio militar obligatorio a finales del XIX vestían harapos, pieles u otra indumentaria, pero luego adoptaron como atuendo los uniformes del ejército. Así, ahora visten traje militar, máscara de madera, pañuelo negro a la cabeza y numerosos cencerros que penden de trinchas, cinturones y cuerdas. Blanden, además, una vara de mimbre de la que cuelga una pequeña calabacillacon la que golpean a mujeres y niños.
Los machurreros recorren las calles del pueblo entre saltos, gritos y acciones esperpénticas, siendo frecuentes las travesuras. Entre sus cometidos, entrar en las casas a «robar» alguna vianda, trepar por rejas y balcones o perseguir a los muchachos. Antiguamente irrumpían en la procesión de Sas Sebastián realizando una escenificación de lucha ritual.
4) Los morrangos de Hornillo
Siguiendo la estela de otros municipios abulense y apadrinados por el proyecto Mascarávila el pueblo de Hornillo se acaba de sumar a esta iniciativa de recuperar las mascaradas de invierno y el sábado de Carnaval celebrará el desfile de los morrangos. Cuentas los lugareños que los morrangos se vestían de ropas viejas -hombres y mujeres a veces se travestían- y añadían a su disfraz un máscara o careta de cartón y en ocasiones de tela. Salían al caer la noche con la intención de asustar a los muchachos y aquellos jóvenes que entraban en quinta iban de casa en casa pidiendo morcillas, chorizos y otros manjares que luego degustaban en una de las casas donde celebraban la fiesta.