Una campaña apasionante

Uno tiene la impresión de que Galicia es una clave en el futuro de las siglas del Partido Popular. Primero, Pablo Casado tras el batacazo de las generales va a Galicia a recibir ánimos y apoyo de Alberto Nuñez Feijóo. Después, el presidente gallego viene a Castilla y León a pedir a Juan Vicente Herrera que siga en la política y a sancionar que el PP de esta tierra queda en buenas manos con Alfonso Fernández Mañueco como posible sucesor en la Junta. Nadie duda de que Feijóo esta oficiando de algo importante en el Partido Popular que posiblemente comenzará a ser visible después de la convocatoria del próximo 26 de mayo.

Tanto Herrera como Feijóo escenificaron esta semana unidad total con Mañueco de cara a las elecciones de mayo. En esta ocasión no hay fisuras, porque se trata de ir todos a una para remonantar los negros presagios que han señado las elecciones generales. Apoyo cerrado que no le debe faltar a Fernández Mañueco durante la campaña electoral, en la que la gestión de la Junta es un activo, pero que adquiere verdadera fuerza y relevancia es si quién la ha capitaneado estos años ejerce como principal defensor de los logros y respalda y acompaña al candidato.

El Partido Popular debe conjurar una corriente nacional que no le beneficia, pero tiene a su favor la gestión realizada y la enorme implantación territorial, que le permite estar con listas municipales en prácticamente la totalidad de los municipios de Castilla y León, mientras que Ciudadanos apenas llega a la cuarta parte.

Con un PSOE crecido y bien implantado, sabedor de que Ciudadanos, a pesar de sus posicionamientos nacionales, en esta tierra es mas proclive a darles el apoyo, el Partido Popular inicia esta semana la campaña mas abierta de su trayectoria autonómica, 15 días en los que el esfuerzo personal y colectivo del partido tratará de darle la vuelta a las encuestas. El 26 de mayo se presenta apasionante en Castilla y León.