Uno de cada dos animales silvestres rescatados logra volver a casa
Los centros de recuperación de Castilla y León reciben más de 6.000 ejemplares al año
A veces son víctimas directas o indirectas del hombre, como e electrocuciones y colisiones con tendidos eléctrico o aerogeneradores, atropellos o disparos. Otras, lo son de otros animales, incluso de su especie, como el osezno que hace un mes apareció herido tras un violento intento de acercamiento de un macho a su madre en etapa de celo. Y otras, simplemente necesitan ayuda por causas naturales. Hasta 6.237 ejemplares llegaron el año pasado a la red de centros de recuperación de animales silvestres de Castilla y León (CRAS), donde se lucha porque vuelvan a su hábitat. La mitad de los que llegan vivos lo consiguen.
Uno de cada tres llega ya sin opciones . Son cadáveres que se derivan a estos centros como puntos forenses en los que se realiza una autopsia y se toman muestras para poder determinar la causa de la muerte y, en su caso, iniciar una investigación, imputar responsabilidades 0 promover acciones de protección de la fauna.
Para los que se aferran a la vida son verdaderas unidades de cuidados intensivos en las que se consigue dar una oportunidad a animales que por su cuenta no habrían conseguido sobrevivir en la naturaleza. El citado oso hallado hace un mes en el Bierzo, llegó con traumatismos, en estado de shock y deshidratado. Estaba crítico, pero su evolución favorable permitió plantear su vuelta a la montaña . Primero deberá pasar por una instalación específica para osos pardos en el Centro de Recuperación de Fauna en Villaescusa, en colaboración con el Gobierno de Cantabria y después pasará por una estancia en semilibertad en la finca leonesa de Valsemana. Son espacios preparados con una condiciones concretas para especies puntuales, ya sea para aclimatarse o para vivir cuando no está en condiciones de volver a la libertad. En la Sierra de la Culebra, por ejemplo, acuden al Centro del Lobo Ibérico los canes que requieren de ayuda.
Otras especies se quedan tras recuperación -reciben en torno a un mes de cuidados- en los CRAS hasta que están preparados para volver. Se trata, sobre todo de aves, que son los principales animales que llegan requiriendo auxilio. Un 87 por ciento de las entradas a la red de Castilla y León, que cuenta con tres Centros de Recuperación -en Valladolid, Burgos y Segovia- y dos de Recepción -en Zamora y Salamanca-.
Precisamente, en 2021 se inauguró en el CRAS de Valladolid un voladero elíptico de 45 metros de largo y 5de ancho, donde se lleva a cabo la propia musculación de las aves con el fin de asegurar el éxito en su reintroducción en el medio natural. Gracias a los entrenamientos, se ha observado una mejoría en relación con la fuerza de vuelo, así como un acortamiento de su estancia en los centros.
Salvo las cigüeñas que parten solas una vez que son curadas, el resto siguen un proceso de suelta controlada. Durante 2021, del total de ingresos de ejemplares vivos de todas las especies se han podido liberar a un 52% , porcentaje similar al de años anteriores.
Durante 2021 ingresaron en la red de Centros de Recuperación de Castilla y León un total de 375 ejemplares de especies amenazadas, destacando por su número 219 milanos reales, 60 aguiluchos cenizo, 39 buitres negros y 25 águilas imperiales. Con cifras menores destacan también los ingresos de seis águilas perdiceras, cinco cigüeñas negras, cinco alimoches, tres urogallos y dos osos pardos .
Desde 2017 se ha registrado un incremento de casi el 34 % de ingresos de ejemplares vivos y de aproximadamente el 21% de cadáveres en los centros de la red, en los que se trata en principio a animales autóctonos, aunque algunos llegan desde muy lejos. Por allí han pasado cigüeñas que habían recorrido hasta 1.500 kilómetros, iguanas de dos metros, monos de Gibraltar o un águila calva americana.
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