Burgos, en manos de un confinamiento voluntario ante el miedo de que el oficial «llegue tarde»

El alcalde socialista de la capital y la Junta insisten al Ministerio en que «no espere» tras «agotarse» el resto de medidas

Burgos, casi vacío, vide una situación excepcional R. ORDÓÑEZ

M. G.

Hasta 1.600 casos por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días. Es la alarmante incidencia acumulada de Covid que se registra en la capital burgalesa . Esta semana la Junta de Castilla y León y el Ayuntamiento de la ciudad, con el alcalde socialista a la cabeza, reclamaron al Gobierno poder aplicar un confinamiento domiciliario que se les ha negado. Sin la herramienta para poder decretarlo y con el temor al colapso, las autoridades locales y autonómicas claman a sus vecinos que eviten la calle: de casa al trabajo y del trabajo a casa.

Sin contactos sociales ni familiares es la casi súplica lanzada por el alcalde, Daniel de la Rosa, a los 175.000 residentes en la capital burgalesa, a quienes pidió que «interioricen» ese confinamiento de forma voluntaria y se queden en sus casas «siempre que sea posible», apuntó mientras insiste en reclamárselo al Gobierno de forma oficial como ya hiciera en una reunión de urgencia el jueves por la tarde y que el Ministerio rechazó. «El miedo que tenemos es que, cuando se pueda, sea demasiado tarde», señaló al respecto el regidor ante sus compañeros de filas.

«Es una pandemia incontrolada» y se están «agotando» el resto de medidas que poder adoptar. Hay cierre perimetral en Castilla y León, toque de queda a las diez de la noche, los bares restaurantes, centros comerciales y gimnasios están cerrados, ha recordado esta semana, asumiendo que el único paso siguiente posibles es quedarse en casa.

De momento, ante la ausencia de herramienta legal que permita el confinamiento, la Junta ha tratado de limitar esos posibles contactos sociales, reduciendo a un máximo de tres personas las que pueden coincidir en una reunión privada . Se suman, además, al reclamó del regidor y piden un aislamiento «responsable» mientras confían en que Sanidad, que aboga por «esperar y aguantar», cambie de opinión, explicó ayer el presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, que pidió a la ciudadanía «no relajarse ni un minuto».

La alta incidencia de casos se ha hecho más que patente en el plano asistencial. Los hospitales de Burgos ha sumado en dos semanas un 46 por ciento más de pacientes en planta y UCI, estando estas últimas unidades ocupadas en un cien por cien por pacientes Covid, por encima de la media autonómica del setenta por ciento. Ante esta situación de «sobrecarga», el Colegio Oficial de Médicos hizo ayer llamamiento a los facultativos jubilados para que, de forma voluntaria, puedan ayudar.

La situación, apuntaron, está en estos momentos «desbordada». Siete quirófanos se han adaptado para atender a enfermos críticos, se ha negociado el concierto con la privada para operaciones no Covid y se han derivado pacientes estables a Valladolid al edificio Rondilla del antiguo Río Hortega que ha sido adaptado para complementar a los hospitales durante la pandemia.

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