Guillermo Garabito - LA SOMBRA DE MIS PASOS
Blindar la ilusión
Los Reyes Magos siguen llegando a España y a esta región con niebla porque quedan hombres buenos que están dispuestos a llegar tarde a sus casas y a poner tarde sus zapatos bajo el árbol por escoltarles
De las Noches de Reyes de mi infancia todavía conservo una sensación horrible de hacerme pis. Y es que me lo aguantaba cada vez que me despertaba para no espantar a Melchor, a Gaspar y a Baltasar con el sonido de la cisterna. Aún hoy me lo sigo aguantando, por si acaso. Y dejo galletas y leche bajo el árbol.
El Día de Reyes de mi infancia era un ajetreo de parientes y regalos. Repartir besos y la ilusión empaquetada bajo el árbol. Cuantos años juré escuchar a Sus Majestades entrar en mi casa mientras dormía...
Luego llegó la crisis y llegaron los animalistas para bajar a los Reyes Magos de sus camellos y a Sancho Panza del jumento. Pero da igual que se reduzca el presupuesto para cabalgatas por motivo del déficit de Montoro. O porque la crisis todavía se note. Y da lo mismo, digo, porque ahora las calles están tomadas por la Policía Nacional y Municipal y las carreteras por la Guardia Civil. Y parece un escenario con efectos especiales, que da más impresión que ver a tres camellos paseando por el centro de León o de Burgos con estas nieblas.
Hemos tenido que blindar la ilusión otro año nuevamente. Todo por mantener nuestras tradiciones, y la ilusión infantil de los niños que duermen profundo y sin más preocupaciones que no quedarse dormidos para escuchar el berreo de los camellos. Ahora hay que escoltar la ilusión para salvarla de la barbarie de los intolerantes que llaman a las puertas de Europa.
Los Reyes Magos siguen llegando a España y a esta región con niebla porque quedan hombres buenos que están dispuestos a llegar tarde a sus casas y a poner tarde sus zapatos bajo el árbol por escoltarles; para que alcancen seguros sus destinos.
A Sus Majestades de Oriente y a los policías de ayer noche, un vaso de leche con galletas. Y mi admiración.